EL ATUN EN EL TLC

El señor Jorge Illingworth, nuevo Ministro de Comercio Exterior, comienza acertadamente sus difíciles tareas en la negociación del TLC. Dicho buen comienzo se debe, en parte, a la posición de los atuneros. Y ello, a su vez, se explica porque éstos tienen una vieja familiaridad con los problemas de su exportación a los Estados Unidos. Saben que entre dos naciones, si una parte pide flexibilidad a la otra, está obligada a dar pruebas de que ella también es flexible. El Ecuador buscó las maneras de destrabar algunas dificultades. Pidió, en el tema atunero, una apertura de Estados Unidos similar a la brindada a los países centroamericanos. La actitud de nuestra delegación fue la correcta, al aceptar un proceso de desgravación gradual que pudiera ir de cinco a diez años. (En las mesas de diálogos estaríamos hablando de canasta C o D, partiendo del arancel actual del 35 por ciento y con la idea de que al final todo se va a negociar como un conjunto). Puesto que el tema del atún no fue tratado oficialmente en la Mesa de Normas de Origen, el Ecuador hizo sus planteamientos en la reunión bilateral. Desde luego, sucedió lo que era previsible. La negociadora norteamericana consignó el "malestar" de su Gobierno por los incumplimientos ecuatorianos en el área de los deberes sociales mínimos, como la erradicación del trabajo infantil.