AHORRO PREVISIONAL

El Gobierno recibió de sus antecesores una considerable cantidad de dinero, producto de un sistema de ahorro que estaba vigente con el fin de contar con posibilidades económicas cuando sobrevengan emergencias. Se lo llamó, con mucha propiedad, ahorro previsional. Este ahorro solo podía utilizarse si previamente se declaraba el estado de emergencia, norma que daba la posibilidad de un estudio preliminar sobre el empleo de estos fondos y la magnitud de los desastres. Al asumir el poder el actual Gobierno consideró que el país entero vivía en un estado de emergencia y, de inmediato, dispuso, respetando la ley desde luego, el empleo de ese fondo para diferentes obras. Así se consumió el ahorro previsional. No discutimos las razones que tuvo el Gobierno para así proceder, pero sí creemos oportuno hacer algunas consideraciones sobre el ya aludido ahorro previsional, que constituye una actitud de prudencia indispensable para el buen gobierno de todos los países, pero especialmente en los que, como en el nuestro, la naturaleza es bravía y está situado en zonas geográficas altamente sísmicas. Estamos experimentando en estos momentos una emergencia de alta peligrosidad: las exageradas lluvias que han caracterizado a la presente estación llamada invierno, han aumentado el caudal de los ríos, cuyos cauces no han sido debidamente mantenidos y se han producido las inundaciones. Se calcula que pasan de 9.000 hectáreas de cultivos agrícolas las inundadas. Esta experiencia es más que suficiente para resaltar la necesidad de tener un ahorro previsional.