2010 PANDEMIA SIN ANTIDOTO

Luego de tres años de gastar sin medida el boom petrolero y con millonarias nuevas deudas, 2010 se teñirá de rojo con un déficit presupuestario cercano al 8 por ciento del PIB, por menores ingresos tributarios y un crecimiento menor, porque se estima obtener US 300 millones por venta de activos y US 365 millones de transferencias del sector financiero que se desconoce de donde saldrán, y por el incontenible gasto. El año 2010 inicia con el dolor del 35 por ciento de pobres. Más de 4 millones laceran sus almas en el desempleo o labores de precaria subsistencia. Quienes tienen la suerte de trabajar, con US 300 no pueden llegar a fin de mes. La mayoría de la población activa apenas tiene educación primaria y media. Gran parte de los trabajadores son poco calificados. Las inversiones privadas buscan refugios más seguros. El crédito no fluye ante los riesgos de un ambiente hostil para los negocios. Las reservas se agotan por falta de opciones. Visiones parroquianas acentuarán los rasgos de un país primitivo, relegado cada vez más en los rankings mundiales de competitividad, clima de negocios, desarrollo tecnológico, libertad económica, prosperidad y otros. En un país normal, este sería el paisaje del último año de gestión, quizá, en el inacabado aprendizaje de una democracia inmadura, opciones hacia el progreso hubiesen tenido asidero. Sin embargo, el modelo de cambio de época tendrá que luchar contra su propia incubación de los gérmenes de su autodestrucción. Erradas convicciones profundizarán los desajustes. Como éxito del modelo sólo cabe la sobrevivencia, mientras ésta más se dilate, mayor será el sufrimiento para los pobres.