RIQUEZA DESPERDICIADA

El crecimiento exponencial de la población mundial, que en el último siglo multiplicó por seis los habitantes del planeta, pasando de 1000 a 6000 millones de personas, ha iniciado ya la tenebrosa presunción de una eventual hambruna a escala internacional, situación que, de presentarse, ocurriría en no muchos años más. La posición del país le permite estar más cerca de casi cualquier parte del orbe, facilitando con ello la transportación marítima y aérea y hasta fluvial por la presencia del río Amazonas, que nos puede comunicar muy rápidamente con el Brasil. La dotación de una amplia zona costera con playas naturales para todos los gustos, una serranía provista de volcanes y paisajes dignos de portadas y postales, una riqueza en flora y fauna en el Oriente y un archipiélago que es una de las maravillas del mundo, no pueden brindar mejores condiciones para cimentar un país provisto de los mayores potenciales turísticos del planeta. Probablemente no habría mucho más que pedir para un país. Sin embargo, pocos entienden que con toda esa riqueza sea un país empobrecido. Un Gobierno que desperdicia recursos, vive de la bronca, contradice los más elementales principios de un manejo económico adecuado, busca cerrarse al mundo cuando todos los países se insertan cada vez más en él, aleja el consenso y se nutre del disenso, entre muchas otras actitudes, simplemente está obstruyendo las posibilidades de progreso de los ecuatorianos, muchos de los cuales, lamentablemente sordos, ciegos y mudos, se dejan llevar por una corriente equivocada y destructiva. ¿Será que una buena crisis nos hará reaccionar?.