PEDIDOS DE NOCHE BUENA

Curiosa paradoja la de nuestra sociedad: discutimos en estos días de Navidad, medio al apuro, con el ojo puesto en el 31 de diciembre en que debe entrar en vigencia una ley tributaria, que en última instancia determina, cómo, sobre qué y en qué porcentajes debemos devolver al Estado, para asegurar continuidad de nuestro país como entidad política distinta y asegurar nuestra cohesión como sociedad. Quiero decirlo en forma clara y directa: no me opongo a una nueva ley tributaria y me parece que hay muchos elementos muy buenos en la propuesta del señor Carrasco. ¿Por qué? Pues, básicamente porque la presión fiscal en nuestro país, es decir la cantidad de tributos que pagamos con relación a la riqueza que producimos es baja. También, porque creo que parte esencial de ser ciudadanos es pagar impuestos y mientras más ecuatorianos paguen impuestos, tendremos una sociedad más comprometida con ella misma, cuidando el uso que hace el Estado de nuestro dinero. Finalmente, porque creo que por muchos años, la renta petrolera fue la excusa ideal para no aumentar la carga impositiva. Obviamente creo que hay asuntos que mejorar en las reformas propuestas por el Ejecutivo. Pienso también que la Asamblea debe tomarse un mayor tiempo para consultar con la sociedad sobre este tema.