EVITAR LA MALDICION PETROLERA

Impedir que los recursos naturales de un país se reviertan contra el bienestar ciudadano es un objetivo estratégico que muy pocas naciones han logrado superar. El caso más notable es el de Noruega y en los últimos años Chile puede ser una excelente imitación. El primero con la extraordinaria riqueza petrolera que posee y el país austral con la administración de los buenos momentos del cobre en el mercado internacional. El caso contrario lo representan los países muy ricos en petróleo con pueblos sumidos en la miseria como Nigeria, Chad o Angola. En otro nivel esta Venezuela, cuya extraordinaria riqueza petrolera es dirigida a crear un poderoso Estado nacional e internacional, sin superar la crónica monoproducción de su economía ni lograr cambios estructurales con el contenido de justicia social que se ofrecen en los discursos y proclamas oficiales. En el Ecuador la situación puede ser más compleja, pues a la política de un gasto público como base de un proyecto absorbente y concentrador debe sumarse una política exterior que privilegia alianzas ideológicas antes que nexos con los actores más importantes del comercio internacional; además, con el agravante de que las economías vecinas van exactamente en sentido contrario.