MIRADA PETROLERA

Con respecto a los contratos petroleros, casi todos los países han sentado a sus contrapartes a negociar la bonanza petrolera actual, para buscar metas no solo de reajustes económicos, sino de maximizar el valor de las cuencas hidrocarburíferas y la reposición de reservas. La mesa de la negociación es preferible al decreto de la imposición, para que el proceso represente un reconocimiento internacional de seriedad del Estado soberano. Los precios del hidrocarburo y la inversión requerida son variables importantes, así como los costos de operación justificados. Como el Estado no puede influir en los precios a escala mundial, debe optimizar estas variables, mediante políticas claras y estables tendientes a maximizar la inversión en la cuenca petrolera y el cuidado del medioambiente, al tiempo de minimizar los costos de producción de las reservas. En el contrato petrolero, el Estado es la parte principal, la que debe defender su contrato negociado, que es permanentemente monitoreado con el consenso mutuo de las partes. El nombre y apellido del contrato no es el del la petrolera, ni es el Estado su fiscalizador denunciante. Esa es labor de la Dirección de Hidrocarburos, como organismo técnico de control del Estado.