Y DICE QUE FUE BUENO

Hoy es el último día del gobierno de Alfredo Palacio. Qué alivio. Qué alivio porque ha sido un pésimo Gobierno y, para colmo de colmos, con una costosa campaña de publicidad nos quiso convencer que fue bueno. Qué alivio que hoy, finalmente, se termine esa campaña que, vale recalcar, ha sido financiada con dinero público, el dinero de todos los ecuatorianos. Veamos cifras. Según el Banco Central, el Gobierno tuvo en los primeros nueve meses del 2006 ingresos petroleros superiores en 24 por ciento a lo que dispuso los primeros nueve meses del 2005. Por su parte, los ingresos tributarios superaron en 16 por ciento a los del año anterior. Eso significa que, véaselo por donde se lo vea, hubo bastante más dinero que en el 2005. Además, si hacemos memoria, el presupuesto esperaba un crecimiento de los ingresos del 13 por ciento, lo que significa que el Gobierno dispuso de ingresos significativamente superiores a lo presupuestado. Aquí hay un agravante adicional: los ingresos del Gobierno están en niveles inusualmente altos, es decir, ni siquiera se puede argumentar que había que salir de un hueco. Para tener una idea de lo boyantes que están las finanzas públicas, considérese que los ingresos fiscales del 2006 fueron bastante más del doble que en el 2000 y casi 50 por ciento más altos que en el 2003. En otras palabras, plata no faltó. Palacio ha desperdiciado una oportunidad única de hacerle un gran bien al país y encima se atreve a decirnos que fue bueno.