PETROLEO

La propuesta de reforma petrolera del ministro de Economía aprobada por el Congreso, no es más que otro golpe bajo al sentido común. Eso de imponer cambios unilaterales a los contratos del Estado nos vuelve a dejar el sabor amargo de la improvisación, sabiendo como sabemos que en Derecho "las cosas se deshacen como se hacen". Pero se sigue manejando la cosa pública como bien preciado de ramplona demagogia de quienes avergüenzan al Estado con sus poses olímpicas. El Estado debió transmitir a la comunidad nacional e internacional, si las cosas se hubiesen hecho con la ley en la mano, sujetas a las reglas del Código Civil, vigentes desde el siglo XIX, columna vertebral que rige nuestras relaciones en la vida cotidiana. Mas, la verborrea de la demagogia encandelilla y hace felices a "los que trabajan para el pueblo", a estos "campeones" que ya están otra vez de candidatos para asestar más "pérdidas" al Ecuador. Y no es que el precio es lo único que se ha disparado, sino todos los costos de la compleja operación petrolera. Es que creer que la inflación no le ha llegado a la industria del hidrocarburo en los últimos 20 años, es soslayar la realidad como acto de mala fe de la politiquería enquistada en contra de la nación.¡Cómo se ve y se siente que al Congreso poco le importa legislar!