REMESAS Y POBREZA

Las remesas han sido un gran impulso para la economía de los hogares de los países de la región. Para el caso ecuatoriano, las remesas representan el 5,7 por ciento del Producto Interno Bruto, o, 1,5 veces la inversión extranjera directa. Según el estudio de la CEPAL, por las remesas se ha reducido el número de pobres en 23 millones entre 2003 y 2005, pues esas transferencias representan, para los hogares receptores de la región, el 32,6 por ciento de sus ingresos mensuales; para el caso ecuatoriano, la proporción se incrementa a 35,9 por ciento. El estudio de la CEPAL dice que la incidencia de la pobreza e indigencia es menor en los hogares receptores de remesas, en los países estudiados y, en el agregado nacional, su impacto no es tan significativo. Aunque para muchos países de la región las transferencias sostienen la economía, los riesgos de mantener esa dinámica son altos. Por lo tanto, si la ola migratoria se sigue reduciendo, las remesas no serán más una fuente de financiamiento de la economía ecuatoriana; por tanto, es necesario impulsar políticas públicas que favorezcan la inversión de esos recursos en actividades productivas que generen empleo y se conviertan en un sustento para esas familias; caso contrario, si el flujo de las remesas comienza a decaer, esos hogares nuevamente se contarán entre los pobres de América Latina.