TRATADO DE LIBRE COMERCIO Y SALUD PUBLICA

A medida que avanzamos en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio se está imponiendo un razonamiento, por decir lo menos, incauto: todo argumento que se introduzca con el objetivo de alertar sobre los posibles riesgos que acarrearía negociar equivocadamente algunos ítems del acuerdo es visto con recelo por parte de las autoridades que están conduciendo el proceso. Con este razonamiento se pretende ir a ciegas a la firma bajo el entendido de que si el país plantea prerrogativas se estaría oponiendo a un hecho ineluctable y habríamos perdido el tren de la historia o el futuro promisorio. Sin embargo, en los entretelones del TLC existen muchos aspectos que deberían preocuparnos o al menos llevarnos a una seria reflexión. Me referiré exclusivamente a uno de ellos: la producción de medicamentos genéricos. Para Cailin Morrison, asesora legal de la organización Médicos Sin Fronteras, es urgente que "exhortemos a los gobiernos a proteger la salud pública frente a los intereses comerciales", teniendo en cuenta que EE.UU. pretende restringir el acceso a los medicamentos genéricos a través de patentes previstas en los pactos comerciales. De fuentes creíbles se ha venido sosteniendo que los negociadores norteamericanos intentan imponer regulaciones que impedirían la producción de medicamentos genéricos por más de 20 años y que sean más proteccionistas que las establecidas en el acuerdo de derechos de propiedad intelectual de la Organización Mundial de Comercio. ¿Cuál es la posición del Ministerio de Salud ecuatoriano frente a esta problemática? Al país le interesa conocer con qué enfoque se está tratando el tema en el proceso de negociaciones que hemos emprendido. Una vez más insistimos, el progreso o los beneficios que a la postre se deriven del TLC no pueden dejar de lado una realidad tan fundamental como es la salud pública.