LA DIGNIDAD

Los últimos días, los ecuatorianos hemos sido testigos de una gran lección de dignidad, la de los jubilados que después de haber sido olvidados, utilizados y explotados, se han organizado en todo el país para exigir respeto, generando una impresionante solidaridad social, porque por justicia, equidad y humanidad tienen derecho a lo que reclaman. Frente a su demanda, se pronuncian los ortodoxos en el sentido que no es posible acceder a sus pedidos porque las cifras macroeconómicas no lo permiten. Mas aún, informan que en el programa del FMI y en el presupuesto del Estado no se consideró incremento alguno a las pensiones jubilares. Se llega hasta alertar que la elevación de las pensiones, unida a otros factores críticos, podrían elevar la inflación y causar tales problemas que hasta la dolarización estaría en riesgo. La economía y la sociedad, por principio, deben responder a equilibrios, por lo que los responsables de lo que está pasando con los jubilados y puede pasar con otros sectores sociales son lo que oportunamente no tomaron las previsiones para los equilibrios que se requieren. Es una ofensa contra la dignidad ignorar a los jubilados en las proyecciones económicas, como -al parecer- se habría hecho en el presupuesto y en el programa del FMI. El modelo del FMI es deshumanizante, la prueba está justamente en aquello de congelar las pensiones jubilares, da la impresión de que los que se allanan a ultranzas a ese modelo son los mayores terroristas del Ecuador, porque al llevar a la desesperación a los sectores ignorados cualquier cosa puede pasar. Ante los hechos, será importante que el Congreso, el Gobierno y el propio Consejo Directivo del IESS establezcan un compromiso de pensiones jubilares, con un proceso de aproximaciones, mediante el cual posiblemente no se llegue a lo demandado por los jubilados, pero que signifique el rescate de sus derechos, sobre todo que se los respete como seres humanos con dignidad. Gracias por el ejemplo.