LA REALIDAD Y LAS PERCEPCIONES

Existe una generalizada percepción de que al país están entrando grandes cantidades de dinero, producto del aumento del precio internacional del petróleo, pese a lo cual el Gobierno escamotea los recursos para pagar los salarios de los empleados públicos y atender las necesidades de los sectores sociales como la educación y salud. Dicen, que los nuevos ingresos se destinan solo al pago de la deuda externa. La percepción es clara, pero no toma en cuenta aspectos legales que actúan como camisa de fuerza para el manejo de esos recursos extra. Esta es la parte de la realidad que impone su lógica sobre las percepciones. Lógica que no obstante, obviamente es incapaz de esconder una inequitativa distribución de los recursos. Y frente a esa realidad no es aceptable la justificación de la falta de liquidez en la caja fiscal para explicar los incumplimientos. Cualquier empresa, al elaborar su presupuesto, prevé las etapas de la posible disminución de flujos de dinero para fondearse y atenuar eventuales problemas de iliquidez ¿Porqué no lo hace el Estado?. La percepción es que no lo hace por la indolencia de quienes manejan sus finanzas.