LA CEDULA HIPOTECARIA

El Congreso Nacional habría decidido, por medio de una reforma -recién aprobada- a la novísima Ley de Cédulas Hipotecarias, la eliminación de la obligatoriedad que las Cédulas Hipotecarias se negocien en mercados públicos, a la vista de todos, con la participación de muchos y con abundante información, por medio de las Bolsas de Valores. Esta decisión, mas allá de las particularidades que rodea la negociación política de aprobación de una norma o reforma, retrata de cuerpo entero la visión, dimensión y alcance de muchos de nuestros líderes en lo económico y social, por lo menos de quienes por acción u omisión influyen en el destino público y privado del País, que simplemente explica por qué Ecuador está catalogado, a pesar de la enorme riqueza natural que gratuitamente le fuera concedida, como el segundo País más atrasado de América y uno de los más atrasados del mundo, medido según una amplia variedad de indicadores económicos y sociales. No hemos aprendido nada de las crisis, siguen la misma visión cortoplacista, la misma falta de transparencia, el mismo deseo de enriquecimiento rápido sableando al incauto que se anima a sacar la cabeza, a invertir, a arriesgar, sin importar el mañana. Mejor hubiera sido que concedan beneficios tributarios a este instrumento financiero de desarrollo, permitiendo que se deduzca del pago del impuesto a la renta personal el valor correspondiente a los intereses del dividendo hipotecario. Esto impulsaría la construcción enormemente.