DOLARIZACION Y PRIVATIZACIONES
Tema(s): En: El Telégrafo 29 abr. 2003, p. A. 4Resumen: La dolarización fue adoptada como una medida extrema para contener el proceso inflacionario del país que, por cierto, era minúsculo frente a hiperinflaciones galopantes vividas por países como Argentina, Bolivia, Chile, Perú, que sin embargo mantuvieron sus monedas. Parece que una de las pocas posibilidades que le quedan al gobierno tanto para financiar una política fiscal razonablemente expansiva y, sobre todo, para respaldar la liquidez de la economía ecuatoriana, es echar mano de las privatizaciones de las empresas estatales. Esta acción gubernamental estaría plenamente complementada con la suscripción de la carta de intención entre el gobierno del Ecuador y el Fondo Monetario Internacional que también persigue eliminar el déficit fiscal. La privatización de Petroecuador y de otras empresas estatales buscaría reducir el déficit presupuestario del Estado y maximizar el negocio de las trasnacionales. Pero es evidente, conforme lo demuestra la experiencia argentina, que una vez que se agoten los recursos de las privatizaciones y el país ya no tenga nada que vender, se habrán terminado también los arbitrios a los cuales acudir. Entonces, en el marco de una acelerada apertura comercial como la impuesta por el Fondo Monetario y la presencia de un alto desempleo abierto y encubierto, la dolarización se mostrará cada vez menos sostenible y el actual o el futuro gobierno tendría que obligatoriamente enfrentarla. Claro, quedaría aún la posibilidad de lograr un crecimiento económico con altos índices de pobreza de la mayoría de la población, pero esta posibilidad, supone subestimar la resistencia de la gente, de su capacidad de lucha y de su afán por avanzar en otra dirección muy distinta.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura topográfica | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | El Telégrafo. 29 abr. 2003, p. A. 4 | Disponible |
La dolarización fue adoptada como una medida extrema para contener el proceso inflacionario del país que, por cierto, era minúsculo frente a hiperinflaciones galopantes vividas por países como Argentina, Bolivia, Chile, Perú, que sin embargo mantuvieron sus monedas. Parece que una de las pocas posibilidades que le quedan al gobierno tanto para financiar una política fiscal razonablemente expansiva y, sobre todo, para respaldar la liquidez de la economía ecuatoriana, es echar mano de las privatizaciones de las empresas estatales. Esta acción gubernamental estaría plenamente complementada con la suscripción de la carta de intención entre el gobierno del Ecuador y el Fondo Monetario Internacional que también persigue eliminar el déficit fiscal. La privatización de Petroecuador y de otras empresas estatales buscaría reducir el déficit presupuestario del Estado y maximizar el negocio de las trasnacionales. Pero es evidente, conforme lo demuestra la experiencia argentina, que una vez que se agoten los recursos de las privatizaciones y el país ya no tenga nada que vender, se habrán terminado también los arbitrios a los cuales acudir. Entonces, en el marco de una acelerada apertura comercial como la impuesta por el Fondo Monetario y la presencia de un alto desempleo abierto y encubierto, la dolarización se mostrará cada vez menos sostenible y el actual o el futuro gobierno tendría que obligatoriamente enfrentarla. Claro, quedaría aún la posibilidad de lograr un crecimiento económico con altos índices de pobreza de la mayoría de la población, pero esta posibilidad, supone subestimar la resistencia de la gente, de su capacidad de lucha y de su afán por avanzar en otra dirección muy distinta.
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