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LECCIONES DEL ACUERDO DE LONDRES DE 1953

Por: Tema(s): En: El Universo 2 mar. 2003, p. A. 3Resumen: A ratos parece que el mundo no avanza. Peor aún, da la impresión que retrocede, al menos en temas tan cruciales como el de la deuda externa. En consecuencia, no debe sorprender que la pobreza en el mundo subdesarrollado aumente. Basta comparar el contenido de los acuerdos de Londres, suscritos el 27 de febrero de 1953, que le permitieron a Alemania resolver su problema de deuda externa, con la realidad de los países empobrecidos por dicha deuda. Más allá de las cifras impactantes del Acuerdo de Londres, cuentan sus elementos cualitativos, de largo más trascendentes. Las lecciones que se extraen de esta negociación histórica constituyen un referente para exigir cambios sustantivos en el manejo de la deuda externa. Los acreedores fueron hace 50 años más eficientes en términos económicos y aún más humanos de lo que son hoy el Banco Mundial, el FMI o los gobiernos aglutinados en el Club de París. En estos días, ante la ausencia de reflexiones humanas y aun técnicas apropiadas, habría que volver a plantearse el tema desde la racionalidad política, que alentó el rápido y profundo arreglo de la deuda alemana. Si antes el aliciente fue la amenaza de una invasión de los tanques de Stalin, hoy la emigración de habitantes del Sur constituye más que una amenaza, es una realidad. Y esta invasión de seres humanos desesperados será indetenible en tanto los países acreedores, en complicidad con las élites gobernantes de los países deudores, mantengan cerradas las posibilidades de desarrollo a los países empobrecidos por culpa de la deuda externa.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Universo. 2 mar. 2003, p. A. 3 Disponible

A ratos parece que el mundo no avanza. Peor aún, da la impresión que retrocede, al menos en temas tan cruciales como el de la deuda externa. En consecuencia, no debe sorprender que la pobreza en el mundo subdesarrollado aumente. Basta comparar el contenido de los acuerdos de Londres, suscritos el 27 de febrero de 1953, que le permitieron a Alemania resolver su problema de deuda externa, con la realidad de los países empobrecidos por dicha deuda. Más allá de las cifras impactantes del Acuerdo de Londres, cuentan sus elementos cualitativos, de largo más trascendentes. Las lecciones que se extraen de esta negociación histórica constituyen un referente para exigir cambios sustantivos en el manejo de la deuda externa. Los acreedores fueron hace 50 años más eficientes en términos económicos y aún más humanos de lo que son hoy el Banco Mundial, el FMI o los gobiernos aglutinados en el Club de París. En estos días, ante la ausencia de reflexiones humanas y aun técnicas apropiadas, habría que volver a plantearse el tema desde la racionalidad política, que alentó el rápido y profundo arreglo de la deuda alemana. Si antes el aliciente fue la amenaza de una invasión de los tanques de Stalin, hoy la emigración de habitantes del Sur constituye más que una amenaza, es una realidad. Y esta invasión de seres humanos desesperados será indetenible en tanto los países acreedores, en complicidad con las élites gobernantes de los países deudores, mantengan cerradas las posibilidades de desarrollo a los países empobrecidos por culpa de la deuda externa.

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