LUCIO GUTIERREZ Y EL FMI
Tema(s): En: Hoy 4 feb. 2003, p. A. 4Resumen: Siendo la pobreza un problema cuya solución es esencialmente económica y no política, llama la atención la recurrente equivocación de los últimos Gobiernos (incluyendo al actual) de pretender solucionarla con la misma cantaleta desgastada que nos recita el FMI. Países tanto o más atribulados que el nuestro supieron vencer la crisis aplicando políticas de fomento productivo, de real austeridad fiscal, de estímulos a la exportación que hoy no existen. La generación de más empleo solo será posible en un clima de confianza, reduciendo no solo los llamados costos de transacción sino modernizando el Estado, bajando impuestos, abaratando el crédito y capitalizando la banca de desarrollo para que la reactivación económica deje de ser una mera ilusión y así empresas de todo tamaño puedan volver a operar con normalidad y eficiencia. Un país que castiga la producción, el trabajo y la inversión no puede vencer la crisis. Hay que rectificar antes de que sea muy tarde.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | Hoy. 4 feb. 2003, p. A. 4 | Disponible |
Siendo la pobreza un problema cuya solución es esencialmente económica y no política, llama la atención la recurrente equivocación de los últimos Gobiernos (incluyendo al actual) de pretender solucionarla con la misma cantaleta desgastada que nos recita el FMI. Países tanto o más atribulados que el nuestro supieron vencer la crisis aplicando políticas de fomento productivo, de real austeridad fiscal, de estímulos a la exportación que hoy no existen. La generación de más empleo solo será posible en un clima de confianza, reduciendo no solo los llamados costos de transacción sino modernizando el Estado, bajando impuestos, abaratando el crédito y capitalizando la banca de desarrollo para que la reactivación económica deje de ser una mera ilusión y así empresas de todo tamaño puedan volver a operar con normalidad y eficiencia. Un país que castiga la producción, el trabajo y la inversión no puede vencer la crisis. Hay que rectificar antes de que sea muy tarde.
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