LA "MANO VISIBLE" DEL MERCADO
Tema(s): En: El Comercio 27 ene. 2003, p. A.5Resumen: No confundamos una economía libre con una economía salvaje. Si los fundamentalistas mercadólatras triunfaran es un decir, si triunfaran por completo esos que quieren confinar al Estado a la función de mero espectador y a veces hasta eso le regatean, destruirían la ya de suyo escuálida capacidad de compra de los segmentos sociales mayoritarios y pulverizarían ¡oh paradoja!, el motivo más caro de sus obsesiones: la economía y el mercado. El neoliberalismo, lo sabemos, lo padecemos, es gobiernofóbico e intenta condenarlo todo y no solo la economía y el comercio a las libérrimas manos del impiadoso mercado. El mercado puro y duro, carente de límites jurídicos y contención social, no tiene la "mano invisible", como dice alguno de sus defensores teóricos, sino la tiene visible, y muy visible por cierto, capaz de ahogar al consumo de las clases populares, cercenar los derechos laborales, aniquilar a los productores débiles, meter en aprietos a los grandes, multiplicar el desempleo y ahondar la ya de suyo profunda y antieconómica injusticia social. Ha de combatirse con argumentos, evidencias y acción política eficaz la teoría según la cual todo aquello relativo al Estado es burocrático y corrupto, improductivo y prevaricador. Así como es imprescindible limitar y vigilar al Estado y mantener bajo control jurídico y político su natural tendencia a la expansión, es menester, por otro lado, acotar a un mercado incapaz de reconocer fronteras y responsabilidades sociales. En suma: ni mucho Estado para que haya menos mercado, ni todo mercado para que haya poco o mínimo Estado.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | El Comercio. 27 ene. 2003, p. A.5 | Disponible |
No confundamos una economía libre con una economía salvaje. Si los fundamentalistas mercadólatras triunfaran es un decir, si triunfaran por completo esos que quieren confinar al Estado a la función de mero espectador y a veces hasta eso le regatean, destruirían la ya de suyo escuálida capacidad de compra de los segmentos sociales mayoritarios y pulverizarían ¡oh paradoja!, el motivo más caro de sus obsesiones: la economía y el mercado. El neoliberalismo, lo sabemos, lo padecemos, es gobiernofóbico e intenta condenarlo todo y no solo la economía y el comercio a las libérrimas manos del impiadoso mercado. El mercado puro y duro, carente de límites jurídicos y contención social, no tiene la "mano invisible", como dice alguno de sus defensores teóricos, sino la tiene visible, y muy visible por cierto, capaz de ahogar al consumo de las clases populares, cercenar los derechos laborales, aniquilar a los productores débiles, meter en aprietos a los grandes, multiplicar el desempleo y ahondar la ya de suyo profunda y antieconómica injusticia social. Ha de combatirse con argumentos, evidencias y acción política eficaz la teoría según la cual todo aquello relativo al Estado es burocrático y corrupto, improductivo y prevaricador. Así como es imprescindible limitar y vigilar al Estado y mantener bajo control jurídico y político su natural tendencia a la expansión, es menester, por otro lado, acotar a un mercado incapaz de reconocer fronteras y responsabilidades sociales. En suma: ni mucho Estado para que haya menos mercado, ni todo mercado para que haya poco o mínimo Estado.
No hay comentarios en este titulo.