SEIS MESES DE INERCIA

El país entra en un compás de espera hasta que se aclare el panorama electoral. Esto no es bueno porque la economía ya cayó un 0,9 por ciento en el primer trimestre. Lo que el gobierno se propuso impulsar pudo haberlo hecho hasta junio, porque luego, la etapa electoral y el desgaste de la administración se encargan de anular cualquier iniciativa. La retirada ya comenzó en el CONAM; las subastas de la AGD dieron resultados mediocres; en electricidad todo está parado; la cartera de Energía también va de salida. Luego de la denuncia de gastos extrapresupuestarios, la obra pública sufrirá un estancamiento. El sector petrolero tambalea con una menor producción (unos 11 millones de barriles), la posible postergación de operaciones del OCP y el estancamiento de la inversión de las empresas petroleras. Bajo este escenario el acuerdo con el FMI se vuelve prioritario. Y el tiempo se acorta para superar los cinco puntos pendientes y que siguen en borrador: el nombramiento del zar de las deudas, la conformación de fideicomisos de Filanbanco, la reforma a la ley fiscal, la calidad de las cifras oficiales y el déficit fiscal.