DESASTRE EN CADENA

Mala suerte, la Argentina no recibió el jueves en Washington el espaldarazo que necesitaba. Al menos una promesa de que una nueva misión del FMI -la definitiva- iba a volver a la Argentina. La historia se repite. Argentina creyó que el argumento del efecto dominó -debido a la reciente crisis de Brasil y Uruguay- convencería esta vez a los organismos multilaterales que ayudar a la Argentina era doblemente provechoso para evitar una fiebre sudamericana. Al parecer, hay tres condiciones básicas para que el FMI le extienda la mano a un país en apuros: 1) es geopolíticamente importante (Turquía); 2) es económicamente poderoso (Brasil) y/o 3) es un pivote regional que siempre cumple con sus reglas del juego (Uruguay). Lo mismo puede decirse sobre Ecuador. Controlar el déficit fiscal se hace necesario ya que el balance de cuenta corriente se está deteriorando rápido y la inflación no ha sido controlada tan pronto como se esperaba... por supuesto todo esto pasa en un contexto de economía dolarizada. Pero claro ¿quién negocia por nuestros países? Misiones débiles y con escasa legitimidad como la de Argentina o misiones corruptas como las que estaban al frente de la cartera de Economía en Ecuador, mucho más preocupadas por insertar condicionalidades para sus bolsillos que en buscar alternativas para el país, ¿nos espera así algún futuro?