DESENLACE CATASTROFICO

Al final lo inevitable siempre pasa. Cavallo no logró encantar a los del FMI, De la Rúa tampoco a los peronistas, y el pueblo no soportó más a ninguno de los dos. Tres meses no son nada para resolver los problemas tan graves del país, y sobre todo, cuando el nuevo Gobierno es tan solo una antesala para nuevas elecciones. A la sonrisa y poses de extraño júbilo del Presidente transitorio, Rodríguez Saá, lo único que les da sentido es que los peronistas han retomado el poder con intención de permanecer hasta el 2008, para lo cual deben estabilizar la economía para ganar las elecciones de marzo próximo, y luego con un plan creíble a largo plazo provocar una lenta pero sostenida reactivación para tener opción en el 2003. Sin embargo, la creación de una tercera moneda, la permanencia de la paridad con el dólar, la moratoria declarada para el pago de deudas, y un severo ajuste fiscal, no hacen mucha diferencia de lo ya intentado antes, mientras para el pueblo lo único cierto es la incertidumbre. Será necesario marcar un cambio esencial para retomar la confianza. Argentina tiene que buscar su propia receta para curarse. Dolarizar a un peso cada dólar, ya no es posible como hace seis meses o un año porque las reservas han disminuido drásticamente. Simplemente, devaluar mandaría a la quiebra a muchas personas, empresas y bancos.