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UN IDOLO CAE DE SU PEDESTAL

Por: Colaborador(es): Tema(s): En: El Comercio 4 dic. 2001, p. B. 3Resumen: Cavallo, de 55 años se convirtió en un héroe entre los argentinos ordinarios al vincular al peso argentino con el dólar estadounidense en un sistema de paridad fijo de uno a uno. Esa apuesta puso fin a años de inflación desorbitada al ligar los precios locales a la estable moneda verde. Pero a medida que el dólar se fortaleció en los mercados internacionales los bienes de Argentina se volvieron demasiado costosos para exportar, desencadenando una recesión económica de cuatro años sin un final a la vista. Casi una quinta parte de todos los depósitos ha salido del sistema bancario. Para detener la hemorragia y prevenir un colapso bancario, Cavallo ordenó ayer un congelamiento parcial de los depósitos, una medida drástica y casi desesperada que podría minar la fe en los bancos y empujar la economía hacia una depresión todavía más profunda al mantener el efectivo fuera de las manos de los consumidores. Este es un triste giro para el graduado de Harvard. Muchos en el Fondo Monetario Internacional, que ayudó a asegurar una ayuda financiera de cerca de US50.000 millones entre el año pasado y el actual, creen ahora que a Argentina no le queda más opción que la de acabar con la paridad y devaluar el peso. Pero Cavallo dice que antes de que eso ocurra sería preferible adoptar el dólar como la moneda oficial del país. De hecho el ministro pidió que desde ayer lunes todos los nuevos préstamos bancarios se emitan en dólares. Si finalmente el país adopta el billete verde sería la mayor nación en adoptar una medida de ese calibre hasta la fecha, siguiendo los pasos de naciones como Ecuador y El Salvador. En realidad, la decisión de adoptar el dólar en El Salvador y Ecuador parece haber rendido frutos. Sus tasas de endeudamiento han caído y sus economías están creciendo. Pero los detractores dicen que la dolarización es una solución fácil que sólo servirá para institucionalizar el principal problema de la economía argentina: una moneda fuerte que encarece las exportaciones del país y hace más rígidos los costos laborales, en comparación con los de México y Brasil.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Comercio. 4 dic. 2001, p. B. 3 Disponible

Cavallo, de 55 años se convirtió en un héroe entre los argentinos ordinarios al vincular al peso argentino con el dólar estadounidense en un sistema de paridad fijo de uno a uno. Esa apuesta puso fin a años de inflación desorbitada al ligar los precios locales a la estable moneda verde. Pero a medida que el dólar se fortaleció en los mercados internacionales los bienes de Argentina se volvieron demasiado costosos para exportar, desencadenando una recesión económica de cuatro años sin un final a la vista. Casi una quinta parte de todos los depósitos ha salido del sistema bancario. Para detener la hemorragia y prevenir un colapso bancario, Cavallo ordenó ayer un congelamiento parcial de los depósitos, una medida drástica y casi desesperada que podría minar la fe en los bancos y empujar la economía hacia una depresión todavía más profunda al mantener el efectivo fuera de las manos de los consumidores. Este es un triste giro para el graduado de Harvard. Muchos en el Fondo Monetario Internacional, que ayudó a asegurar una ayuda financiera de cerca de US50.000 millones entre el año pasado y el actual, creen ahora que a Argentina no le queda más opción que la de acabar con la paridad y devaluar el peso. Pero Cavallo dice que antes de que eso ocurra sería preferible adoptar el dólar como la moneda oficial del país. De hecho el ministro pidió que desde ayer lunes todos los nuevos préstamos bancarios se emitan en dólares. Si finalmente el país adopta el billete verde sería la mayor nación en adoptar una medida de ese calibre hasta la fecha, siguiendo los pasos de naciones como Ecuador y El Salvador. En realidad, la decisión de adoptar el dólar en El Salvador y Ecuador parece haber rendido frutos. Sus tasas de endeudamiento han caído y sus economías están creciendo. Pero los detractores dicen que la dolarización es una solución fácil que sólo servirá para institucionalizar el principal problema de la economía argentina: una moneda fuerte que encarece las exportaciones del país y hace más rígidos los costos laborales, en comparación con los de México y Brasil.

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