FILANBANCO

La decisión del presidente de no seguir financiando la operación deficitaria de Filanbanco con nuevos aportes del Estado es la más acertada y sensata. Lamentablemente tardía, después que le ha costado al país más de US 1.400 millones. La cantidad exacta de este enorme sacrificio para el Fisco solo se la podrá determinar posteriormente. Se debería investigar y establecer las responsabilidades correspondientes a cada administración, para que se sancionen los ilícitos y se trate de recuperar las pérdidas incurridas. Este es el mejor ejemplo de lo nefasto que resultan las empresas bajo control estatal. Se ha denunciado que documentos originales de las deudas vencidas o por cobrar han desaparecido. Se recompraron CDR por US 145 millones a valor nominal, cuando el mercado los castigaba entre 30 y 50 por ciento. Se hicieron préstamos a otras entidades bancarias por US 250 millones. Se recibieron daciones de pago en propiedades por valores muy superiores a los de mercado. Se lo fusionó con La Previsora y se lo convirtió en el basurero de la banca estatal. Adicionalmente, de una cartera existente de US 1.100 millones, el fideicomiso de los bancos solo recibe US 216. El saldo nadie quiere asumirlo ni hacerse responsable de recuperar. Los ecuatorianos estamos desconcertados con esta danza de millones. Las influencias políticas y económicas por fuertes o poderosas que sean, no deben impedir que se conozca la verdad.