HAY QUE LIMITAR EL CRECIMIENTO DEL GASTO FISCAL
Tema(s): En: El Telégrafo 2 jul. 2001, p. A. 4Resumen: No creo equivocarme al señalar que hay unanimidad de criterios con respecto a la "mala calidad" del gasto público. Sin soslayar la necesidad de una reforma intensa y extensa a la calidad del gasto, es indispensable también ponerle un tope al crecimiento del presupuesto gubernamental. En mi modesta opinión, "el gasto público nominal debe crecer al mismo ritmo que la población", limitación que debe acompañar a cualquier reforma a la calidad del gasto. Es una realidad política la que impide que se reduzca el gasto a los niveles recomendados por los estudiosos de la economía. No hay gobernante que piense hacerlo ni los beneficiados del fisco lo van a permitir. Por eso, la mejor manera es a través de un mecanismo, como el propuesto, para que se dé poco a poco, sin los traumas que traería una reducción a los niveles teóricamente óptimos (20 por ciento del PIB). Quizás esta propuesta no tropiece con la ceguera y sordera de nuestra clase política.| Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada
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BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | El Telégrafo. 2 jul. 2001, p. A. 4 | Disponible |
No creo equivocarme al señalar que hay unanimidad de criterios con respecto a la "mala calidad" del gasto público. Sin soslayar la necesidad de una reforma intensa y extensa a la calidad del gasto, es indispensable también ponerle un tope al crecimiento del presupuesto gubernamental. En mi modesta opinión, "el gasto público nominal debe crecer al mismo ritmo que la población", limitación que debe acompañar a cualquier reforma a la calidad del gasto. Es una realidad política la que impide que se reduzca el gasto a los niveles recomendados por los estudiosos de la economía. No hay gobernante que piense hacerlo ni los beneficiados del fisco lo van a permitir. Por eso, la mejor manera es a través de un mecanismo, como el propuesto, para que se dé poco a poco, sin los traumas que traería una reducción a los niveles teóricamente óptimos (20 por ciento del PIB). Quizás esta propuesta no tropiece con la ceguera y sordera de nuestra clase política.
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