ARROZ, MAIZ Y DOLARIZACION

La dolarización impone una nueva manera de conducir la economía, la adopción de una economia de mercado supone las adaptaciones de los productores y comercializadores a las leyes de mercado. Esto aparentemente fácil de decir, requiere una serie de decisiones de parte del gobierno y todos los agentes económicos para que los procesos de adaptación a la nueva situación no perjudiquen ni a los consumidores ni a los productores. La dolarización empujó rápida y consistentemente a una inflación de costes, mientras que los precios de los productos finales del sector agropecuario tienen que alinearse a lo que aguante el mercado interno, es decir no pueden subir mucho porque baja el consumo y tampoco pueden subir los precios para exportar porque no serían competitivos en ningún mercado. Es sensato que los precios internos deben vincularse a los del mercado internacional, refiriéndoles mas que fijándolos. Esto es enfrentar la competencia y alinearse con las reglas del mercado, en lugar de pedir cosas imposibles como la duplicación del precio del arroz o el maíz. El análisis de este problema nos lleva a pensar que sucederá con el sector agropecuario, cuyos costes siguen subiendo y su producto final recibe la misma cantidad de dólares sin los beneficios de la devaluación. Nos corresponde ser competitivos a la fuerza y ese reto les toca asumir a los productores nacionales, para ello resulta fundamental que el Banco de Fomento pueda prestar dinero a los medianos y pequeños productores basados en la certeza de que los créditos serán recuperados siempre; de otro lado el gobierno tiene que hacer algo para bajar los precios de los insumos agrícolas, de los bienes de capital, de sus repuestos, porque allí radica el principal problema de los costes elevados del sector.