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LAS FUNCIONES ADUANERAS

Por: Tema(s): En: El Telégrafo 13 mar. 2001, p. A.5Resumen: El reciente Congreso Nacional de Industriales realizado en Manta ha declarado que: "siendo órganos facilitadores del comercio exterior, las aduanas deben ser administradas en forma independiente, sin perjuicio de ejercer a cabalidad su función complementaria de recaudación detributos, y de mantener una estrecha coordinación y colaboración con el SRI". "Complementaria", ésa es la palabra clave para entender los alcances de la declaración. Ciertamente, la función principal de la aduana es la de canalizar y facilitar el comercio exterior, tarea de la más grande importancia en tiempos de apertura y globalización, sin perjuicio de su función complementaria de recaudar tributos. Esta declaración de complementariedad no significa en modo alguno que se le quiera restar importancia a la función de recaudación, ni al problema que la corroe, la corrupción aduanera. Por el contrario, la recaudacion debe ser mejorada y modernizada, y la corrupción combatida sin tregua. Pero, reitero, la función central de la aduana es la de canalizar y facilitar el comercio exterior, función técnica que implica el manejo de una serie de mecanismos que son propios del comercio exterior. El punto es que, al pasar la aduana a depender de un organismo que sólo se preocupa de la recaudación, se corre el riesgo que sus políticas, obligatorias para el directorio delegado y para todos los funcionarios aduaneros, la orienten y la sesguen hacia lo puramente fiscal, descuidando, o peor aún, entorpeciendo, la fluidez del comercio. Además, existe el peligro de que la aduana vuelva a ser botín político cada cuatro años, con lo cual estaríamos simplemente cambiando un tipo de corrupción por otro. A todo ello hay que agregar el peligro del centralismo que no haría más que entorpecer la labor de la aduana. En efecto, la propuesta de que la aduana sea absorbida por el SRI, es del más puro corte centralista, y apunta en dirección contraria, absolutamente contraria, al sentir de los pueblos que tan caudalosamente se pronunciaron por las autonomías.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Telégrafo. 13 mar. 2001, p. A.5 Disponible

El reciente Congreso Nacional de Industriales realizado en Manta ha declarado que: "siendo órganos facilitadores del comercio exterior, las aduanas deben ser administradas en forma independiente, sin perjuicio de ejercer a cabalidad su función complementaria de recaudación detributos, y de mantener una estrecha coordinación y colaboración con el SRI". "Complementaria", ésa es la palabra clave para entender los alcances de la declaración. Ciertamente, la función principal de la aduana es la de canalizar y facilitar el comercio exterior, tarea de la más grande importancia en tiempos de apertura y globalización, sin perjuicio de su función complementaria de recaudar tributos. Esta declaración de complementariedad no significa en modo alguno que se le quiera restar importancia a la función de recaudación, ni al problema que la corroe, la corrupción aduanera. Por el contrario, la recaudacion debe ser mejorada y modernizada, y la corrupción combatida sin tregua. Pero, reitero, la función central de la aduana es la de canalizar y facilitar el comercio exterior, función técnica que implica el manejo de una serie de mecanismos que son propios del comercio exterior. El punto es que, al pasar la aduana a depender de un organismo que sólo se preocupa de la recaudación, se corre el riesgo que sus políticas, obligatorias para el directorio delegado y para todos los funcionarios aduaneros, la orienten y la sesguen hacia lo puramente fiscal, descuidando, o peor aún, entorpeciendo, la fluidez del comercio. Además, existe el peligro de que la aduana vuelva a ser botín político cada cuatro años, con lo cual estaríamos simplemente cambiando un tipo de corrupción por otro. A todo ello hay que agregar el peligro del centralismo que no haría más que entorpecer la labor de la aduana. En efecto, la propuesta de que la aduana sea absorbida por el SRI, es del más puro corte centralista, y apunta en dirección contraria, absolutamente contraria, al sentir de los pueblos que tan caudalosamente se pronunciaron por las autonomías.

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