EL EFECTO REAL DEL NUEVO OLEODUCTO

Si bien la conveniencia de construir un nuevo oleoducto es indiscutible, hay que evitar que se difumine una imagen exagerada de esta obra. Primero hay que partir que dicho tubo transportará el petróleo de todos los ecuatorianos. En consecuencia, es deber de los ecuatorianos velar porque quede en el país el mayor porcentaje posible de las utilidades que genera el negocio petrolero, y con esos recursos financiar el combate a la pobreza y el crecimiento social y económico de nuestra nación. Es bueno que se construya el oleoducto; es bueno que se invierta en el país en proyectos productivos; es bueno que las compañías petroleras tengan su propio oleoducto para que PETROECUADOR pueda transportar su petróleo liviano que tiene un mejor precio; es bueno también que la comunidad ecologista exponga sus opiniones y que el Gobierno exija el máximo cuidado del medio ambiente, para no repetir el descuido ecológico. Es imperativo que el gobierno contrate las asesorías internacionales del caso para la fiscalización y control de esta inversión. Los reales efectos de la obra se darán durante los próximos veinte años, cuando las exploraciones y explotaciones sigan creciendo, cuando las exportaciones suban a niveles elevados. Todo esta bien siempre y cuando una parte se quede en el país.