AUMENTO SALARIAL, CONSUMO Y DISTRIBUCION DEL INGRESO
Tema(s): En: El Telégrafo 29 jul. 1997, p. A.5Resumen: La política de remuneraciones en el Ecuador va dejando de ser condición suficiente para asegurar una real mejoría en los niveles de vida de la mayoría de la población. Cuando han subido los salarios, los precios no han tardado en elevarse mientras que, por otro lado, a pesar de los sucesivos aumentos salariales, en el país persisten y se han ahondado las desigualdades económicas, la pobreza y la desnutrición, y ha aumentado como nunca antes el consumo suntuario y la concentración del ingreso y la propiedad. Desde el punto de vista técnico podría pensarse, por ejemplo, en un distinto sistema de distribución, donde la presencia de los consumidores sea determinante para garantizar que las masas tengan acceso a una cantidad de bienes y de servicios indispensables para su supervivencia. Lo incorrecto es que estas sean estigmatizadas de inicio por consignas dogmáticas como aquella de que sólo el mercado garantiza una óptima distribución, cuando precisamente los hechos se ocupan de desmentirla.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | RESUM-011451 (Navegar estantería(Abre debajo)) | El Telégrafo. 29 jul. 1997, p. A.5 | Disponible |
La política de remuneraciones en el Ecuador va dejando de ser condición suficiente para asegurar una real mejoría en los niveles de vida de la mayoría de la población. Cuando han subido los salarios, los precios no han tardado en elevarse mientras que, por otro lado, a pesar de los sucesivos aumentos salariales, en el país persisten y se han ahondado las desigualdades económicas, la pobreza y la desnutrición, y ha aumentado como nunca antes el consumo suntuario y la concentración del ingreso y la propiedad. Desde el punto de vista técnico podría pensarse, por ejemplo, en un distinto sistema de distribución, donde la presencia de los consumidores sea determinante para garantizar que las masas tengan acceso a una cantidad de bienes y de servicios indispensables para su supervivencia. Lo incorrecto es que estas sean estigmatizadas de inicio por consignas dogmáticas como aquella de que sólo el mercado garantiza una óptima distribución, cuando precisamente los hechos se ocupan de desmentirla.
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