CONVERTIBILIDAD O DEVALUACION
Tema(s): En: El Comercio 22 ene. 1997, p. A.4Resumen: Para que se produzca la convertibilidad, en el modelo que se pretende imponer, primero, necesariamente, se pasa por la devaluación. No hay escapatoria de la devaluación previa, que inicialmente se fijó para llegar el 1 de julio de 1997, a S/. 4.000 el dólar, y que, por la tendencia y actual cotización, cuando faltan más de cinco meses de la fecha anunciada, puede ser S/. 5.000 o cualquier otro valor. Podría afirmarse que ahí se acabará la tendencia devaluatoria. Eso está por verse, ya que depende no tanto de lo que diga la ley de convertibilidad, de dictarse aquella, sino fundamentalmente de los equilibrios macroeconómicos y la disciplina fiscal. No es bueno para una economía que haya un proceso devaluatorio sin fin, pero tampoco es que se intente una camisa de fuerza de una talla inferior al tamaño básico de la economía, castigando en el ingreso a los sectores sociales en la incierta e improbable expectativa de que por la dinámica del mercado algún momento se va a generar empleo o bienestar, porque en el único ejemplo latinoamericano del modelo de convertibilidad que es Argentina, en el corto y en el mediano plazo, sólo han habido profundización de la pobreza de los sectores de menores ingresos y pauperización de la clase media.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | RESUM-009935 (Navegar estantería(Abre debajo)) | El Comercio. 22 ene. 1997, p. A.4 | Disponible |
Para que se produzca la convertibilidad, en el modelo que se pretende imponer, primero, necesariamente, se pasa por la devaluación. No hay escapatoria de la devaluación previa, que inicialmente se fijó para llegar el 1 de julio de 1997, a S/. 4.000 el dólar, y que, por la tendencia y actual cotización, cuando faltan más de cinco meses de la fecha anunciada, puede ser S/. 5.000 o cualquier otro valor. Podría afirmarse que ahí se acabará la tendencia devaluatoria. Eso está por verse, ya que depende no tanto de lo que diga la ley de convertibilidad, de dictarse aquella, sino fundamentalmente de los equilibrios macroeconómicos y la disciplina fiscal. No es bueno para una economía que haya un proceso devaluatorio sin fin, pero tampoco es que se intente una camisa de fuerza de una talla inferior al tamaño básico de la economía, castigando en el ingreso a los sectores sociales en la incierta e improbable expectativa de que por la dinámica del mercado algún momento se va a generar empleo o bienestar, porque en el único ejemplo latinoamericano del modelo de convertibilidad que es Argentina, en el corto y en el mediano plazo, sólo han habido profundización de la pobreza de los sectores de menores ingresos y pauperización de la clase media.
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