DISCIPLINA FISCAL Y FINANCIERA

El argumento más importante en el tema de la convertibilidad es que se obliga a una disciplina fiscal y financiera porque, como consecuencia de la convertibilidad, teóricamente es imposible cubrir el déficit fiscal con crédito de emisión, así como se disciplinarán los bancos porque no habrá forma que el Banco Central haga salvataje financiero mediante operaciones de crédito. Aquello es un grave error, porque lo que sucede es que los problemas existen y no se los puede ignorar con una camisa de fuerza de una talla mediana cuando los problemas son de talla gruesa. Lo correcto es bajar los problemas si es que se cree que es necesaria la camisa de fuerza, pero la baja requiere leyes adecuadas y oportuna gestión de autoridad. El Gobierno debe programar, antes de la fecha de convertibilidad, cómo enfrentará el déficit fiscal real, lo que comprende el cumplimiento de obligaciones legales y contractuales incluyendo lo que se le debe al IESS, porque todas las deudas, aún las no presupuestadas, deben atenderse en algún momento. Si aquello no se da con ingresos presupuestados, posiblemente habrá que crear más tributos o ampliar el universo de aplicación, pero eso tendrá un impacto que deberá programarse, o habrá que contratar deuda, o habrá que vender activos. Para disciplinar no es indispensable una camisa de fuerza, sino leyes y autoridad.