CAVALLO ARMA SU TABLERO

Domingo Cavallo no comienza de cero en Ecuador. El estudio de Fundación Mediterranea es su punto de partida. Un avance rápido de las privatizaciones, un tipo de cambio más predecible y una transparencia en el sistema cambiario forman la base de las recomendaciones sugeridas. Esta se estructuró sobre un diagnóstico concluyente: "El muy elevado potencial de crecimiento" que tiene el país, que lo haría crecer, mínimo, al 5 por ciento, siempre que existan políticas estructuradas. El concepto se sustenta en dos elementos: el aumento de la población, que no debe concretarse en aumento adicional de fuerza de trabajo, y una tasa de inversión del 20 por ciento del PIB, que hoy llega al 15 por ciento. Los fundamentos descritos se generan sobre un concepto macro, más político que tiene gran influencia en la asignación de recursos, y en el desmontaje de la filosofía de la "discrecionalidad del Estado". Mediterránea pone énfasis en ello y estructura una definición de los "oligarcas". Que son generados por esa discrecioinalidad, que crea "nichos de mercados" a través de una política de compras, de obra pública y regulatoria, donde los agentes económicos dedican más esfuerzos a obtenerlos que a producir riqueza. A más de estos elementos conceptuales, el estudio confirma lo que los sectores productivos le reclamaban al gobierno: su obsesión por la estabilidad macroeconómica reflejada en la idea de llegar a una inflación del 20 por ciento. Cavallo dice que estabilidad, en un programa de crecimiento, es crucial, pero no tiene que ser tomado como un fín en sí mismo. No lo destaca como error, pero trasluce que no hubo nuevos matices en la política económica del anterior Gobierno.