UN TORMENTO LLAMADO EMELEC

Catorce años de conflictos quisieron arreglarse con una acta transaccional, donde nadie obligaba a nadie. El resultado de ello, es que ni el Estado ni EMELEC cumplieron con el cronograma para concesionar el servicio de distribución de energía para Guayaquil. Hoy vuelven las tensiones. El acta, firmada el 29 de agosto de 1995, relievaba cinco puntos: el levantamiento de la intervención del Estado, el desistimiento de las acciones judiciales emprendidas por ambas, la escisión de EMELEC en dos compañías, una de generación y otra de distribución, el avalúo de los activos de EMELEC y, la convocatoria a licitación del servicio. Los tres primeros pasos se hicieron inmediatamente y sin contratiempos, pero el avalúo de la maquinaria de EMELEC no se cumplió en el plazo de los noventa días siguientes a la firma y el mismo fue entregado a fines de diciembre. INECEL y EMELEC, conforme al acta, acordaron que sea la compañía " Mott Gubank and Preese" la evaluadora. Esta compañía entregó el informe a EMELEC, la cual a su vez remitió el estudio al Ministerio de Energía, aquí surgió la primera discrepancia. Mott Gubak fijó el avalúo de los equipos, instalaciones y propiedades de EMELEC en US140 millones. El ministerio de Energía objetó ese valor porque a su criterio, la compañía tomó solo en consideración el costo de reposición, pero no lo dedujo el valor de la depreciación acumulada. El avaluó realizado en el segundo arbitraje fue de apróximandamente US79 millones. Esta evaluación al pareecerno ha prosperado por que el acta no incluía un órgano dirimente y es uno de los vacíos que existen que permitió a Emelec dilatar las acciones hasta la fecha.