LA ECONOMIA IMPERTERRITA

A principios de este año, las autoridades económicas nos dieron unas cuantas pautas sobre lo que se esperaba sería el comportamiento de la economía ecuatoriana. Se esperaba que el PIB creciera al 4-5 por ciento, una reducción de la inflación al 15-17 por ciento, un superávit fiscal equivalente al 0.5 por ciento del PIB, una devaluación del tipo de cambio equivalente al 12 por ciento hasta finales del año y un fortalecimiento de la RMI que nos permitiera, cuatro meses de importaciones. Eso significaba que al menos mantendríamos el crecimiento de 1994 (4 por ciento) por segundo año consecutivo, lo que implicaba un incremento apreciable sobre el 2 por ciento que se observó en 1993. Vino el conflicto con flicto con el Perú, lo que obligó a revisar los indicadores macroeconómicos. la previsión de crecimiento del PIB se redujo a 3.5 por ciento y las otras previsiones sufrieron modificaciones pero han resistido, lo que podría interpretarse que el modelo económico es consistente como para seguir funcionando. Sin embargo para el caso del Ecuador de hoy, las cifras macroeconómicas son secundarias. El problema fundamental radica en cómo superar esta confusa crisis política y moral en que nos encontramos.