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Economía tóxica Fander Falconí

Por: Detalles de publicación: Guayaquil El Telégrafo 2015Descripción: pTema(s): Recursos en línea: En: El Telégrafo N° 47.687 (18 nov. 2015)Resumen: La crisis económica y financiera del capitalismo central de 2007-2008, en particular en Estados Unidos, mostró una relación estrecha entre los activos financieros y el nivel de toxicidad. El mayor tóxico de nuestro tiempo es el dióxido de carbono presente en las emisiones residuales por la quema de combustibles fósiles. Si se explotaran todas las reservas probadas de estos combustibles fósiles, se acabaría la civilización actual, al superar el umbral de +2°C. Sin embargo, las empresas petroleras multinacionales hacen constar esas reservas como sus activos. Por eso ha nacido un nuevo uso semántico para el término tóxico. Por lo tanto, los ingresos que provienen del uso de tales reservas son ingresos tóxicos. A escala local, solo debe permitirse el crecimiento útil para la mayoría, esto es un crecimiento con redistribución, y no el crecimiento que solo beneficie a la minoría que pretende controlar el crecimiento para su beneficio propio. Los políticos que tienen las riendas del planeta son también responsables de la toxicidad, sea por inacción o por interés. Solo falta completar el panorama y calificar de economía tóxica al capitalismo supranacional que se niega a aceptar la realidad del acelerado calentamiento global.
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La crisis económica y financiera del capitalismo central de 2007-2008, en particular en Estados Unidos, mostró una relación estrecha entre los activos financieros y el nivel de toxicidad. El mayor tóxico de nuestro tiempo es el dióxido de carbono presente en las emisiones residuales por la quema de combustibles fósiles. Si se explotaran todas las reservas probadas de estos combustibles fósiles, se acabaría la civilización actual, al superar el umbral de +2°C. Sin embargo, las empresas petroleras multinacionales hacen constar esas reservas como sus activos. Por eso ha nacido un nuevo uso semántico para el término tóxico. Por lo tanto, los ingresos que provienen del uso de tales reservas son ingresos tóxicos. A escala local, solo debe permitirse el crecimiento útil para la mayoría, esto es un crecimiento con redistribución, y no el crecimiento que solo beneficie a la minoría que pretende controlar el crecimiento para su beneficio propio. Los políticos que tienen las riendas del planeta son también responsables de la toxicidad, sea por inacción o por interés. Solo falta completar el panorama y calificar de economía tóxica al capitalismo supranacional que se niega a aceptar la realidad del acelerado calentamiento global.

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