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¿Y ahora? Mauricio Pozo

Por: Detalles de publicación: Quito Grupo El Comercio C.A. 2014Descripción: p. 7Tema(s): En: El Comercio Año 109 N° 40670 (12 dic. 2014)Resumen: Hemos insistido en los últimos casi 8 años en la necesidad de protegernos como país ante eventuales impactos negativos provenientes de situaciones imprevistas, como fenómenos naturales, cierre de financiamiento externo, caída de precios de productos de exportación o un descenso del precio del barril de petróleo. Ahora, nuevamente se produce una caída del precio del crudo y otra vez se nos presenta sin reserva alguna de liquidez. El Gobierno sigue con la cantaleta que ahorrar es malo cuando la gente necesita comer, olvidándose que el crecimiento económico previo al actual gobierno fue muy similar al vigente con la tercera parte de ingresos. Las soluciones no son mágicas, apuntan a un endeudamiento más agresivo y acelerado, a un recorte de los gastos de inversión del presupuesto que son los más flexibles a pesar de su impacto en el crecimiento económico, a la continuación de más ajustes tributarios o a la revisión de los subsidios, aunque esto último lo veo muy difícil que lo apliquen por el costo político. En resumen, los años difíciles anunciados no son solo porque el entorno internacional se tornó adverso, sino mayormente por errores del propio Gobierno en manejarse sin la prudencia y disciplina necesarias. Los megaproyectos, de darse, ayudarán pero a largo plazo.
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Hemos insistido en los últimos casi 8 años en la necesidad de protegernos como país ante eventuales impactos negativos provenientes de situaciones imprevistas, como fenómenos naturales, cierre de financiamiento externo, caída de precios de productos de exportación o un descenso del precio del barril de petróleo. Ahora, nuevamente se produce una caída del precio del crudo y otra vez se nos presenta sin reserva alguna de liquidez. El Gobierno sigue con la cantaleta que ahorrar es malo cuando la gente necesita comer, olvidándose que el crecimiento económico previo al actual gobierno fue muy similar al vigente con la tercera parte de ingresos. Las soluciones no son mágicas, apuntan a un endeudamiento más agresivo y acelerado, a un recorte de los gastos de inversión del presupuesto que son los más flexibles a pesar de su impacto en el crecimiento económico, a la continuación de más ajustes tributarios o a la revisión de los subsidios, aunque esto último lo veo muy difícil que lo apliquen por el costo político. En resumen, los años difíciles anunciados no son solo porque el entorno internacional se tornó adverso, sino mayormente por errores del propio Gobierno en manejarse sin la prudencia y disciplina necesarias. Los megaproyectos, de darse, ayudarán pero a largo plazo.

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