¿DEJAR LA CAN?
Ayala, Enrique
¿DEJAR LA CAN?
Si no nos integramos no tendremos futuro. Por ello, ni siquiera debemos mencionar la posibilidad de desmantelar el proceso integracionista o amenazar con salirnos de él. Hace 40 años el Ecuador fue uno de los países iniciadores del Pacto Andino. Desde entonces hemos recorrido mucho camino, con avances y retrocesos, con omisiones, dilatorias y también con no pocos éxitos. En perspectiva, nuestro proceso de integración no puede sino ser visto como un avance. A estas alturas ya nadie puede ver a la Comunidad Andina como el objetivo último. Nuestro horizonte es la integración sudamericana. Pero esta no va a surgir de la nada, sino de la confluencia negociada de los acuerdos de integración que ya tenemos, la CAN y el Mercosur. La América del Sur integrada como bloque no va a desarrollarse con discursos integracionistas y bolivarianos vacíos sino con compromisos fuertes como eslabones de una integración más amplia, como lo planteaba Germánico Salgado, un gran ecuatoriano, pionero de la integración andina y latinoamericana. En los procesos de integración siempre hay conflictos entre países; siempre hay dificultades y enfrentamientos de intereses comerciales o de normas arancelarias. En la Unión Europea hay 'impasses' sobre estos temas que a veces duran años, hasta décadas. Pero los gobiernos los enfrentan negociando, sin amenazar con irse o con disolver las instituciones. Allí se entiende que la integración vale y dura más que políticas comerciales o intereses de coyuntura.
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¿DEJAR LA CAN?
Si no nos integramos no tendremos futuro. Por ello, ni siquiera debemos mencionar la posibilidad de desmantelar el proceso integracionista o amenazar con salirnos de él. Hace 40 años el Ecuador fue uno de los países iniciadores del Pacto Andino. Desde entonces hemos recorrido mucho camino, con avances y retrocesos, con omisiones, dilatorias y también con no pocos éxitos. En perspectiva, nuestro proceso de integración no puede sino ser visto como un avance. A estas alturas ya nadie puede ver a la Comunidad Andina como el objetivo último. Nuestro horizonte es la integración sudamericana. Pero esta no va a surgir de la nada, sino de la confluencia negociada de los acuerdos de integración que ya tenemos, la CAN y el Mercosur. La América del Sur integrada como bloque no va a desarrollarse con discursos integracionistas y bolivarianos vacíos sino con compromisos fuertes como eslabones de una integración más amplia, como lo planteaba Germánico Salgado, un gran ecuatoriano, pionero de la integración andina y latinoamericana. En los procesos de integración siempre hay conflictos entre países; siempre hay dificultades y enfrentamientos de intereses comerciales o de normas arancelarias. En la Unión Europea hay 'impasses' sobre estos temas que a veces duran años, hasta décadas. Pero los gobiernos los enfrentan negociando, sin amenazar con irse o con disolver las instituciones. Allí se entiende que la integración vale y dura más que políticas comerciales o intereses de coyuntura.
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