CONSUMO RURAL

CONSUMO RURAL

Dentro de la canasta de consumo de la zona rural, y cuando me refiero a ella, no pienso en las cabeceras parroquiales, sino en las poblaciones dispersas de alrededor de 1 000 habitantes, podríamos destacar cuatro grandes rubros de gasto: alimentación, educación, salud y vestido. La canasta de alimentos de aquellos lugares apartados no está compuesta por los cerca de 80 productos que conforman la urbana, sino que se limita a no más de 10 productos básicos, entre ellos: arroz, azúcar o panela, fideos, papas y sal. El gasto semanal no asciende a más de US 40; sin embargo, los bienes producidos localmente, como las papas en la Sierra y el arroz en la Costa, son también parte del consumo diario. Otro de los rubros importantes del gasto es el vestido; dos o quizá tres veces por año, los moradores de estas poblaciones salen a comprar el vestido necesario para toda la familia; el gasto no va más allá de US 80 ó US 100 por hogar y, por supuesto, esto tiene que alcanzar para todos. La educación, cuando existen escuelas, es un rubro importante de gasto, sobre todo en los meses de inicio de clases; matrículas de entre US 2 y US 5, y útiles escolares de US 20 por cada niño son los gastos principales que tiene que afrontar una familia, cuyos ingresos mensuales no superan los US100. La salud es un tema complicado y delicado en estas zonas, pues el subcentro más cercano está al menos a una hora de camino, y aunque quizá la atención sea gratuita, muchas veces los medicamentos no lo son, y solo el desplazamiento, generalmente, representa un gasto de US 5 ó US 10. Esta rápida revisión tiene por objeto evidenciar el profundo desconocimiento de nuestra zona rural, lo que constituye una de las mayores limitantes de las políticas públicas. Es necesario empezar a trabajar sobre bases ciertas y con conocimiento de causa para mejorar el acceso de la gente a los servicios básicos.


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