A DESTRABARNOS CASA ADENTRO
Correa, Ana María
A DESTRABARNOS CASA ADENTRO
La huelga del sector público, especialmente de los trabajadores del Ministerio de Agricultura, constituye un perjuicio gigantesco para todos los ciudadanos ecuatorianos. Estando en medio de un proceso de negociación con los EE.UU., resulta insólito que los negociadores no puedan entrar a sus despachos en donde se encuentran los archivos. Esto traba la entrega de información al sector privado, y el trabajo interno de las mesas, de cara a la nueva ronda de negociación en Tucson del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. Es una muestra más de que nuestras instituciones públicas están trabadas, y que en lugar de facilitar las actividades productivas y comerciales, tanto de ciudadanos, como de empresas, las están obstruyendo. Amenazas más grandes para el futuro del Ecuador y sus ciudadanos que los riesgos del TLC son la de continuar con las clásicas trabas burocráticas, con la discrecionalidad de los funcionarios, con la presión de los monopolios empresariales, con los costos de energía que tenemos. El TLC, por lo tanto, debería convertirse en un medio forzoso para que arreglemos la casa internamente. Si bien, su suscripción no constituye garantía alguna de que se hagan las reformas, por lo menos nos da un aliento a los que creemos que quizá con una camisa de fuerza como esa, el país, por supervivencia, se transformará hacia la eficiencia y transparencia de sus sectores público y privado.
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La huelga del sector público, especialmente de los trabajadores del Ministerio de Agricultura, constituye un perjuicio gigantesco para todos los ciudadanos ecuatorianos. Estando en medio de un proceso de negociación con los EE.UU., resulta insólito que los negociadores no puedan entrar a sus despachos en donde se encuentran los archivos. Esto traba la entrega de información al sector privado, y el trabajo interno de las mesas, de cara a la nueva ronda de negociación en Tucson del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. Es una muestra más de que nuestras instituciones públicas están trabadas, y que en lugar de facilitar las actividades productivas y comerciales, tanto de ciudadanos, como de empresas, las están obstruyendo. Amenazas más grandes para el futuro del Ecuador y sus ciudadanos que los riesgos del TLC son la de continuar con las clásicas trabas burocráticas, con la discrecionalidad de los funcionarios, con la presión de los monopolios empresariales, con los costos de energía que tenemos. El TLC, por lo tanto, debería convertirse en un medio forzoso para que arreglemos la casa internamente. Si bien, su suscripción no constituye garantía alguna de que se hagan las reformas, por lo menos nos da un aliento a los que creemos que quizá con una camisa de fuerza como esa, el país, por supervivencia, se transformará hacia la eficiencia y transparencia de sus sectores público y privado.
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