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YASUNÍ: ¡PROHIBIDO OLVIDAR!

Por: Tema(s): En: Hoy 13 Dic. 2010, p. 11Resumen: El presidente del Ecuador, Rafael Correa, asistió a la cumbre del cambio climático en Cancún para dar un últimatum a todos los países del mundo: "Ecuador no va a ser el tonto útil de nadie. Si falta la corresponsabilidad mundial, tendremos que explotar esas reservas". Se refería a la propuesta del Gobierno a la comunidad internacional para que contribuya con US 3 600 millones, equivalentes al 50 por ciento de los recursos que percibiría el Estado en caso de optar por la explotación petrolera en el Yasuní ITT. Un poco tarde el reclamo. La revisión de los hechos muestra que Carondelet ha trabajado para dejar sin piso la propuesta. El proyecto nació como una iniciativa del Gobierno con defensores como Alberto Acosta al frente del Ministerio de Energía. Pero en junio de 2007 ese equipo es desmembrado, cuando Acosta va como candidato a la Asamblea y el proyecto se queda sin su principal defensor. La posta la recoge María Fernanda Espinosa que estaba al frente de la Cancillería, con el apoyo del vicepresidente Lenín Moreno. Parecía que tomaba impulso tras la defensa apasionada de la iniciativa a cargo de Correa en septiembre de 2007 en Nueva York, en las Naciones Unidas, pero otra vez el discurso chocó con la realidad. En la cumbre de cambio climático de Bali, Espinosa ya no era canciller y en su lugar se envía un equipo de bajo nivel. Al año siguiente se aprueba la Constitución de Montecristi donde se dan derechos a la naturaleza y, a fines de año, Fander Falconí, miembro del buró político de Alianza País, entra como canciller y le da nuevos aires a la iniciativa, obligando al presidente a formar una comisión de alto nivel que trabajaría en una negociación que garantice la entrega de los fondos. Para sorpresa de Carondelet, ese grupo trabajó en una propuesta novedosa: la creación de un fideicomiso internacional que garantice a los aportantes que el petróleo se quedará en tierra. En diciembre de 2009, la inciativa iba a ser la estrella de la Cumbre del Cambio Climático en Copenhague, a la que el presidente no asistió y desautorizó a la Comisión en público. En su cadena sabatina del 9 de enero de este año afirmó que se había negociado con el PNUD en condiciones vergonzosas para el Ecuador. Eso obligó a la dimisión de la Comisión Negociadora y del canciller Falconí. Eso golpeó al Gobierno. Así nace una nueva Comisión con María Fernanda Espinosa, como ministra de Patrimonio Cultural, y Freddy Ehlers a la cabeza. La pregunta es, ¿qué confianza pueden tener los posibles aportantes ante tanto giro de timón? Como el presidente lo recuerda cada sábado está prohibido olvidar. Nadie olvida los hechos, la comunidad internacional tampoco, así el discurso cambie cada cierto tiempo.
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El presidente del Ecuador, Rafael Correa, asistió a la cumbre del cambio climático en Cancún para dar un últimatum a todos los países del mundo: "Ecuador no va a ser el tonto útil de nadie. Si falta la corresponsabilidad mundial, tendremos que explotar esas reservas". Se refería a la propuesta del Gobierno a la comunidad internacional para que contribuya con US 3 600 millones, equivalentes al 50 por ciento de los recursos que percibiría el Estado en caso de optar por la explotación petrolera en el Yasuní ITT. Un poco tarde el reclamo. La revisión de los hechos muestra que Carondelet ha trabajado para dejar sin piso la propuesta. El proyecto nació como una iniciativa del Gobierno con defensores como Alberto Acosta al frente del Ministerio de Energía. Pero en junio de 2007 ese equipo es desmembrado, cuando Acosta va como candidato a la Asamblea y el proyecto se queda sin su principal defensor. La posta la recoge María Fernanda Espinosa que estaba al frente de la Cancillería, con el apoyo del vicepresidente Lenín Moreno. Parecía que tomaba impulso tras la defensa apasionada de la iniciativa a cargo de Correa en septiembre de 2007 en Nueva York, en las Naciones Unidas, pero otra vez el discurso chocó con la realidad. En la cumbre de cambio climático de Bali, Espinosa ya no era canciller y en su lugar se envía un equipo de bajo nivel. Al año siguiente se aprueba la Constitución de Montecristi donde se dan derechos a la naturaleza y, a fines de año, Fander Falconí, miembro del buró político de Alianza País, entra como canciller y le da nuevos aires a la iniciativa, obligando al presidente a formar una comisión de alto nivel que trabajaría en una negociación que garantice la entrega de los fondos. Para sorpresa de Carondelet, ese grupo trabajó en una propuesta novedosa: la creación de un fideicomiso internacional que garantice a los aportantes que el petróleo se quedará en tierra. En diciembre de 2009, la inciativa iba a ser la estrella de la Cumbre del Cambio Climático en Copenhague, a la que el presidente no asistió y desautorizó a la Comisión en público. En su cadena sabatina del 9 de enero de este año afirmó que se había negociado con el PNUD en condiciones vergonzosas para el Ecuador. Eso obligó a la dimisión de la Comisión Negociadora y del canciller Falconí. Eso golpeó al Gobierno. Así nace una nueva Comisión con María Fernanda Espinosa, como ministra de Patrimonio Cultural, y Freddy Ehlers a la cabeza. La pregunta es, ¿qué confianza pueden tener los posibles aportantes ante tanto giro de timón? Como el presidente lo recuerda cada sábado está prohibido olvidar. Nadie olvida los hechos, la comunidad internacional tampoco, así el discurso cambie cada cierto tiempo.

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