Imagen de Google Jackets

SER COMPETITIVO

Por: Tema(s): En: Hoy 9 dic. 2010, p. 9Resumen: Dentro de la infinidad de rankings existentes, uno llama la atención por la suerte de impronta tautológica y el núcleo teórico que conlleva: el ranking de competitividad global preparado por el Foro Ecónomico Mundial (FEM). El ranking compila indicadores que muestran una estructura socioeconómica y cómo esta genera una diferenciación en la economía mundial. En muchos sentidos, esta parametrización resume todo lo que se aprende en las escuelas de economía sobre la sostenibilidad a largo plazo. La diferencia no se marca por las ventajas comparativas, sino por las competitivas. Y estas dependen de un conjunto de factores que van más allá de lo estrictamente económico y se sitúan en la esfera macroinstitucional, cultural y social. Si no fuera por estos factores, no se podría entender por qué los mismos países tienden a ser clasificados de buena o mala manera, con ciertos espacios para mejorar/empeorar en casos puntuales que, por lo general, registran ajustes económicos, pero también sociales y políticos que dejan huella progresivamente, como en los casos de la China y Zimbawe. También llama la atención que, a la hora de hablar de competitividad, el discurso hegemónico es reduccionista. Pareciera que ser más competitivo tiene que ver con bajos salarios, menor protección social, facilidad de despido, bajos aranceles y, en general, un compromiso con el laisser faire del primer mercantilismo. Lo que claramente, frente a esa visión, queda como un contrasentido cuando los países que ocupan los primeros lugares del ranking del FEM son el contraejemplo de la panacea de la competitividad.
Etiquetas de esta biblioteca: No hay etiquetas de esta biblioteca para este título. Ingresar para agregar etiquetas.
Valoración
    Valoración media: 0.0 (0 votos)
Existencias
Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura topográfica Info Vol Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 9 dic. 2010, p. 9 Disponible

Dentro de la infinidad de rankings existentes, uno llama la atención por la suerte de impronta tautológica y el núcleo teórico que conlleva: el ranking de competitividad global preparado por el Foro Ecónomico Mundial (FEM). El ranking compila indicadores que muestran una estructura socioeconómica y cómo esta genera una diferenciación en la economía mundial. En muchos sentidos, esta parametrización resume todo lo que se aprende en las escuelas de economía sobre la sostenibilidad a largo plazo. La diferencia no se marca por las ventajas comparativas, sino por las competitivas. Y estas dependen de un conjunto de factores que van más allá de lo estrictamente económico y se sitúan en la esfera macroinstitucional, cultural y social. Si no fuera por estos factores, no se podría entender por qué los mismos países tienden a ser clasificados de buena o mala manera, con ciertos espacios para mejorar/empeorar en casos puntuales que, por lo general, registran ajustes económicos, pero también sociales y políticos que dejan huella progresivamente, como en los casos de la China y Zimbawe. También llama la atención que, a la hora de hablar de competitividad, el discurso hegemónico es reduccionista. Pareciera que ser más competitivo tiene que ver con bajos salarios, menor protección social, facilidad de despido, bajos aranceles y, en general, un compromiso con el laisser faire del primer mercantilismo. Lo que claramente, frente a esa visión, queda como un contrasentido cuando los países que ocupan los primeros lugares del ranking del FEM son el contraejemplo de la panacea de la competitividad.

No hay comentarios en este titulo.

para colocar un comentario.