DEMASIADO PETROLEO
Tema(s): En: Hoy 31 mar. 2010, p. 4Resumen: No tanto en el subsuelo patrio, cuanto en la mente, en el mediocre paradigma cultural. Estamos intoxicados: desde los titulares de prensa, entrevistas, programas y artículos de opinión, los intercambios de ascensor, proclamas oficiales, persecuciones fiscales, la acéfala y poco creativa oposición política hasta las tertulias de cafetín, priorizan el tema petrolero como si nos fuera en ello el alma nacional. En el mundo moderno, realmente progresista, el petróleo ya desapareció. El Ecuador deshoja la margarita para saber si preserva el Yasuní. Y aunque lo haga, en esencia no añadiría nada a la improductiva lógica impuesta por las dádivas de la naturaleza, tanto que todos los recursos que se espera obtener de su preservación son inferiores a los genera en un mes de ventas cualquier multinacional del software o lo que se invierte en el desarrollo de una patente farmacéutica, y el producto de la explotación del ITT no alcanzaría para comprar Google. Distinto sería que la biodiversidad generase centros de investigación locales, nuevas tecnologías, emprendimientos de valor agregado. Y, para dar este salto, el obstáculo no es poco dinero, sino demasiado petróleo entre las sienes.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura topográfica | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | Hoy. 31 mar. 2010, p. 4 | Disponible |
No tanto en el subsuelo patrio, cuanto en la mente, en el mediocre paradigma cultural. Estamos intoxicados: desde los titulares de prensa, entrevistas, programas y artículos de opinión, los intercambios de ascensor, proclamas oficiales, persecuciones fiscales, la acéfala y poco creativa oposición política hasta las tertulias de cafetín, priorizan el tema petrolero como si nos fuera en ello el alma nacional. En el mundo moderno, realmente progresista, el petróleo ya desapareció. El Ecuador deshoja la margarita para saber si preserva el Yasuní. Y aunque lo haga, en esencia no añadiría nada a la improductiva lógica impuesta por las dádivas de la naturaleza, tanto que todos los recursos que se espera obtener de su preservación son inferiores a los genera en un mes de ventas cualquier multinacional del software o lo que se invierte en el desarrollo de una patente farmacéutica, y el producto de la explotación del ITT no alcanzaría para comprar Google. Distinto sería que la biodiversidad generase centros de investigación locales, nuevas tecnologías, emprendimientos de valor agregado. Y, para dar este salto, el obstáculo no es poco dinero, sino demasiado petróleo entre las sienes.
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