BREVE HISTORIA DE LOS LAZOS QUE NOS UNEN

El pasado 26, la Comunidad Andina cumplió 40 años de existencia. Pasó de ser un acuerdo regido por responsables del comercio exterior de los países miembros a ser una organización regional cuyo máximo órgano de decisión es el cónclave presidencial, con instancias de cancilleres y un tribunal contencioso y con proyectos y órganos afiliados en áreas más allá de lo comercial. Pese a los avatares, los países andinos han forjado en estas cuatro décadas intereses comunes en renglones significativos para sus economías. Son intereses no tan amplios ni variados que tienen evidentes posibilidades de multiplicarse. Pero, y más importante para el futuro de la integración, los miembros de la comunidad han intuido que, a través de esta, pueden promover beneficios compartidos en metas no solo económicas. Hay otros desafíos similares para los países andinos en tanto sociedades en desarrollo. Estos se pueden enfrentar mejor mediante la unidad regional, retos comunes frente a la globalización, el desarrollo humano, el cambio climático o la seguridad humana. La Comunidad Andina ha sido en estos 40 años, y será en el futuro, una experiencia de integración que emane de la voluntad política, las visiones, las luces y las sombras de sus países miembros.