ALGO MAS SOBRE POLITICA AGRICOLA

Si la economía social y solidaria significa valerse de la cosecha del agricultor como lo está haciendo el Estado en el caso de los arroceros, para exportar con un amplio margen a su favor en perjuicio de los agricultores, favoreciendo la demanda externa de Venezuela, aun a precios bastante más bajo del que cotizan los productores en el mercado internacional, particularmente en Colombia y Perú, hay suficiente motivo de preocupación. El mandato agrícola enviado por el Ejecutivo contempla una serie de medidas encaminadas a exonerar del Impuesto a la Renta y otros tributos a los insumos agrícolas y a conceder un subsidio de 80 por unidad productiva agropecuaria, y un reembolso variable del 5 por ciento sobre la diferencia del valor total de las facturas, hasta un máximo de 240. Así concebido el esquema del subsidio y eliminada la actuación de las fuerzas del mercado, va quedando claro que es prioridad del Estado establecer una política de control sobre el aparato productivo y tenerlo a su disposición. Se sustituye la libertad por la dádiva, la iniciativa por la desidia moral. El subsidio crea compromiso hacia el que lo otorga, el esfuerzo mantiene la dignidad. Bien cabría en los actuales momentos recordar la filosofía de Avishai Margalit, para quien una Sociedad Decente es aquella cuyas instituciones no humillan a las personas sujetas a su autoridad; así, si se busca una sociedad justa, es prioritario fomentar una sociedad decente como paso previo. Un Gobierno puede corromper a la sociedad con el soborno y la demagogia, evitando que los ciudadanos lleguen a pensar, actuar y a disponer de recursos por cuenta propia. Más aun, obstaculizar la utilidad legítima y a la vez exonerar del Impuesto a la Renta, no tiene ninguna consistencia.