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¿POLITICA PETROLERA?

Por: Tema(s): En: Expreso 9 oct. 2007, p. 5Resumen: El decreto presidencial por el que se establece que las empresas hidrocarburíferas recibirán sólo el 1 por ciento de la renta extraordinaria proveniente de los ingresos de la explotación petrolera, es una demostración de autosuficiencia en el manejo de esta delicada área. ¿Estará, esta decisión, sustentada en el mejoramiento de la gestión oficial? ¿Se habrán dado las condiciones necesarias para su adopción? Veamos la realidad: El sector petrolero está paralizado, no hay posiciones claras y el futuro es incierto. El funcionamiento de Petroecuador es, por decir lo menos, preocupante. No han desaparecido de su dinámica ni la politización, ni la corrupción, ni la ineficiencia.Como vemos, no existe soporte válido que garantice un mejoramiento en el desempeño del sector público en el negocio petrolero. La producción ha decrecido, no hay señales inmediatas de reversión en la tendencia, y ha quedado sin piso un proceso de renegociación con las empresas privadas cuya inversión es necesaria dado el alto costo de la operatividad en sus diversas fases. La medida, en estas circunstancias, demuestra más bien un proceder apresurado, derivado del triunfalismo, y un claro desprecio a la seguridad jurídica. Un fundamentalismo que desconoce la ineludible presencia del sector privado y podría conducir a una debacle de la que ni las "torres" del "coronel", ni los millones que ofrece nos van a salvar.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Expreso. 9 oct. 2007, p. 5 Disponible

El decreto presidencial por el que se establece que las empresas hidrocarburíferas recibirán sólo el 1 por ciento de la renta extraordinaria proveniente de los ingresos de la explotación petrolera, es una demostración de autosuficiencia en el manejo de esta delicada área. ¿Estará, esta decisión, sustentada en el mejoramiento de la gestión oficial? ¿Se habrán dado las condiciones necesarias para su adopción? Veamos la realidad: El sector petrolero está paralizado, no hay posiciones claras y el futuro es incierto. El funcionamiento de Petroecuador es, por decir lo menos, preocupante. No han desaparecido de su dinámica ni la politización, ni la corrupción, ni la ineficiencia.Como vemos, no existe soporte válido que garantice un mejoramiento en el desempeño del sector público en el negocio petrolero. La producción ha decrecido, no hay señales inmediatas de reversión en la tendencia, y ha quedado sin piso un proceso de renegociación con las empresas privadas cuya inversión es necesaria dado el alto costo de la operatividad en sus diversas fases. La medida, en estas circunstancias, demuestra más bien un proceder apresurado, derivado del triunfalismo, y un claro desprecio a la seguridad jurídica. Un fundamentalismo que desconoce la ineludible presencia del sector privado y podría conducir a una debacle de la que ni las "torres" del "coronel", ni los millones que ofrece nos van a salvar.

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