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LA ECONOMIA DE EE.UU.

Tema(s): En: El Comercio 24 ago. 2006, p. 5Resumen: Lo que suceda en los próximos seis meses en la economía estadounidense va a marcar el destino de la economía mundial. Hay signos claros de desaceleración: la tasa de crecimiento de EE.UU. en el segundo trimestre llegó a 2,5 por ciento, muy por debajo de las expectativas. El desempleo subió a 4,8 por ciento y la burbuja en el mercado de finca raíz se está desinflando. Hay indicios de que el consumo glotón del estadounidense medio ha comenzado a moderarse. El gobierno mantiene un elevado déficit fiscal de 4,3 por ciento del PIB, que impide un estímulo de carácter fiscal para la economía. Y el déficit en las cuentas externas permanece en niveles muy altos y refleja exceso de gasto del gobierno y los hogares. Ben Bernanke, director de la Reserva Federal, de quien pende la suerte de los mercados, apuesta a un escenario virtuoso, en el que una desaceleración suave le ayude a controlar la inflación. Por esto no aumentó las tasas de interés, a pesar de que hay aún signos de presiones inflacionarias. Para algunos, esto muestra que Bernanke está más preocupado por una recesión que por la inflación. Los más pesimistas predicen una recesión, que empezaría en el último trimestre del 2006, cuando la economía estadounidense no tendría crecimiento. Entre ellos sobresale Nouriel Roubini, un profesor cuyo 'blog' se ha convertido en oráculo de la catástrofe). Para él, la recesión será el resultado de una crisis en el mercado de vivienda, el alto precio del petróleo y una inflación al alza, que ha conducido a una política monetaria restrictiva. En la orilla optimista se encuentran analistas , que consideran que una crisis en el mercado de vivienda es insuficiente para desatar la recesión. Su argumento es que los motores son diversos. Esperan un crecimiento de tres por ciento para este año, sustentado en la solidez del aparato productivo y la alta liquidez global, que permitirá financiar el exceso de gasto. De acuerdo con esta perspectiva, hay mayores riesgos en la inflación y por esto es bienvenida una moderada reducción de la actividad económica.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Comercio. 24 ago. 2006, p. 5 Disponible

Lo que suceda en los próximos seis meses en la economía estadounidense va a marcar el destino de la economía mundial. Hay signos claros de desaceleración: la tasa de crecimiento de EE.UU. en el segundo trimestre llegó a 2,5 por ciento, muy por debajo de las expectativas. El desempleo subió a 4,8 por ciento y la burbuja en el mercado de finca raíz se está desinflando. Hay indicios de que el consumo glotón del estadounidense medio ha comenzado a moderarse. El gobierno mantiene un elevado déficit fiscal de 4,3 por ciento del PIB, que impide un estímulo de carácter fiscal para la economía. Y el déficit en las cuentas externas permanece en niveles muy altos y refleja exceso de gasto del gobierno y los hogares. Ben Bernanke, director de la Reserva Federal, de quien pende la suerte de los mercados, apuesta a un escenario virtuoso, en el que una desaceleración suave le ayude a controlar la inflación. Por esto no aumentó las tasas de interés, a pesar de que hay aún signos de presiones inflacionarias. Para algunos, esto muestra que Bernanke está más preocupado por una recesión que por la inflación. Los más pesimistas predicen una recesión, que empezaría en el último trimestre del 2006, cuando la economía estadounidense no tendría crecimiento. Entre ellos sobresale Nouriel Roubini, un profesor cuyo 'blog' se ha convertido en oráculo de la catástrofe). Para él, la recesión será el resultado de una crisis en el mercado de vivienda, el alto precio del petróleo y una inflación al alza, que ha conducido a una política monetaria restrictiva. En la orilla optimista se encuentran analistas , que consideran que una crisis en el mercado de vivienda es insuficiente para desatar la recesión. Su argumento es que los motores son diversos. Esperan un crecimiento de tres por ciento para este año, sustentado en la solidez del aparato productivo y la alta liquidez global, que permitirá financiar el exceso de gasto. De acuerdo con esta perspectiva, hay mayores riesgos en la inflación y por esto es bienvenida una moderada reducción de la actividad económica.

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