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¡EPOCA DE UTILIDADES!

Por: Tema(s): En: Dinero, Diario de Negocios 24 mar. 2006, p. 7Resumen: Durante 2005 se repartieron en el país unos US 430 millones provenientes de las utilidades de las empresas. En este año, contando con el espectacular precio del petróleo, esta cifra debe crecer en varias decenas de millones de dólares. Ese beneficio, que en principio debería ser un estímulo para que los trabajadores aporten al máximo a su empresa y un mecanismo de redistribución de la riqueza, no cumple dichas funciones. En promedio, apenas un 7 por ciento de las familias recibió en 2005 más dinero por utilidades de lo que gasta en educar a sus hijos. Y la mayoría del dinero que llega por utilidades se va en consumo o en inversiones inmuebles. Esto quiere decir, que, económicamente, la distribución de utilidades no contribuye al desarrollo del país y que poca diferencia habría al no repartirlas. Si el 15 por ciento de las utilidades de las empresas fuese aportado obligatoriamente para dotar de tecnología y equipamiento a todas las escuelas y colegios del país, las empresas estarían garantizando mano de obra calificada y productiva para el futuro, mientras que la población garantizaría tener mejores capacidades para producir y, por tanto, ganar más dinero. La repartición de utilidades es un mecanismo perverso para la economía, es tiempo de acabar con él y de seguro no serán demasiados quienes se opongan.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Dinero, Diario de Negocios. 24 mar. 2006, p. 7 Disponible

Durante 2005 se repartieron en el país unos US 430 millones provenientes de las utilidades de las empresas. En este año, contando con el espectacular precio del petróleo, esta cifra debe crecer en varias decenas de millones de dólares. Ese beneficio, que en principio debería ser un estímulo para que los trabajadores aporten al máximo a su empresa y un mecanismo de redistribución de la riqueza, no cumple dichas funciones. En promedio, apenas un 7 por ciento de las familias recibió en 2005 más dinero por utilidades de lo que gasta en educar a sus hijos. Y la mayoría del dinero que llega por utilidades se va en consumo o en inversiones inmuebles. Esto quiere decir, que, económicamente, la distribución de utilidades no contribuye al desarrollo del país y que poca diferencia habría al no repartirlas. Si el 15 por ciento de las utilidades de las empresas fuese aportado obligatoriamente para dotar de tecnología y equipamiento a todas las escuelas y colegios del país, las empresas estarían garantizando mano de obra calificada y productiva para el futuro, mientras que la población garantizaría tener mejores capacidades para producir y, por tanto, ganar más dinero. La repartición de utilidades es un mecanismo perverso para la economía, es tiempo de acabar con él y de seguro no serán demasiados quienes se opongan.

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