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'ZALARIOS', CON ZETA

Por: Tema(s): En: Hoy 4 ene. 2006, p. A. 4Resumen: El rito se repite. El tira y afloja por el alza salarial es periódico. La tacañería compite con la miopía del sector empresarial. Los empresarios han asumido como un dogma aquellos mensajes que cuestionan los incrementos salariales. Cuando en realidad, como lo demuestran cada vez más estudios, los bajos niveles salariales se correlacionan con elevados niveles de desocupación. Una dinámica política salarial, integrada en una política económica que tenga presente que "todo comienza y termina en la gente" -como escribió Diego Borja, flamante ministro de Economía, el cuarto con que concluyó el año 2005-, mejora las condiciones de vida de la población, reduce la pobreza, reactiva la demanda y potencia la productividad de las empresas, generando condiciones adecuadas para la generación de empleo. No se sostiene el argumento de que -considerando el creciente peso de la informalidad- son pocas las personas que se benefician con mayores salarios, pues, en realidad, los sectores marginados obtienen ventajas de un mayor poder adquisitivo de los trabajadores, en tanto estos demandan gran cantidad de bienes y servicios ofertados por el sector informal. Tampoco es sostenible depredar más los salarios para buscar mejoras en la competitividad, cuando en realidad lo que pesa en demasía en los costos de producción, entre otros factores, son las elevadas tasas de interés. Si los salarios siguen deteriorándose, la economía no logrará incrementos efectivos en su competitividad y la sociedad seguirá lejos del equilibrio macrosocial, indispensable para su desarrollo.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 4 ene. 2006, p. A. 4 Disponible

El rito se repite. El tira y afloja por el alza salarial es periódico. La tacañería compite con la miopía del sector empresarial. Los empresarios han asumido como un dogma aquellos mensajes que cuestionan los incrementos salariales. Cuando en realidad, como lo demuestran cada vez más estudios, los bajos niveles salariales se correlacionan con elevados niveles de desocupación. Una dinámica política salarial, integrada en una política económica que tenga presente que "todo comienza y termina en la gente" -como escribió Diego Borja, flamante ministro de Economía, el cuarto con que concluyó el año 2005-, mejora las condiciones de vida de la población, reduce la pobreza, reactiva la demanda y potencia la productividad de las empresas, generando condiciones adecuadas para la generación de empleo. No se sostiene el argumento de que -considerando el creciente peso de la informalidad- son pocas las personas que se benefician con mayores salarios, pues, en realidad, los sectores marginados obtienen ventajas de un mayor poder adquisitivo de los trabajadores, en tanto estos demandan gran cantidad de bienes y servicios ofertados por el sector informal. Tampoco es sostenible depredar más los salarios para buscar mejoras en la competitividad, cuando en realidad lo que pesa en demasía en los costos de producción, entre otros factores, son las elevadas tasas de interés. Si los salarios siguen deteriorándose, la economía no logrará incrementos efectivos en su competitividad y la sociedad seguirá lejos del equilibrio macrosocial, indispensable para su desarrollo.

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