PRESUPUESTO FISCAL 2006

Pocos días tiene el Congreso para aprobar la pro forma presupuestaria del próximo año y hasta ahora no le ha dado la importancia que tiene este acto legislativo en el cual, si bien el Parlamento tiene un muy limitado ámbito de acción, puede efectuar rectificaciones sin aumentar ni disminuir partidas y, sobre todo, el hecho de aprobar ese documento, en la gran crisis económica-fiscal que padecemos, significa adoptar una posición y una responsabilidad en este ámbito tan importante de la vida nacional. Claro que la crisis fiscal se inscribe dentro de la crisis general que vive el país, pero si hemos de seguir aceptando que aun rige la institucionalidad, el Parlamento, que es el organismo más directamente responsable de ello, está obligado a cumplir con su deber en este aspecto. No es de incumbencia del Congreso intervenir en la política del Ejecutivo, pero sí puede advertir que es muy peligrosa la política de ceder y ceder ante constantes y crecientes exigencias de grupos sociales, provincias y regiones, exigiendo nuevas rentas o el cumplimiento de las adquiridas por el gobierno anterior mediante acuerdos solemnes -política que la continúa el actual. El Gobierno asume obligaciones y compromisos apenas se produce un paro, una protesta, una marcha. Ni siquiera procura llegar a convenientes acuerdos, sino que cede y así apaga brotes de descontento. De esto el Congreso debe por lo menos dejar constancia. La Comisión de lo Presupuestario, desde luego, está trabajando en este campo, pero el Congreso como tal, demuestra una despreocupación decepcionante.