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DE LA MANO DEL OPTIMISMO SIMPLON Y DEL PRAGMATISMO IDEOLOGICO

Por: Tema(s): En: Hoy 27 oct. 2004, p. A. 4Resumen: El grueso de la argumentación en pro del TLC es optimista. Todo es cuestión de actitud (o interés pecuniario o figuración personal). No hay contenidos, ni argumentos. Podemos, porque podemos; queremos, porque queremos. Ese es el meollo de la campaña de doña Ivonne Baki, ministra de Comercio, quien -como principal "cheerleader" del TLC- entusiasma a una serie de personas, que, sin mayor conocimiento, apoya alegre e irresponsablemente la negociación con los EEUU. Sin dejar, por cierto, de lanzar sombrías amenazas si no se llegara a suscribir el ansiado tratado. Como un eco distante resuenan otras voces que intentan argumentar a favor del TLC. Lo hacen desde una esquina tecnocrática, cargada de un pragmatismo patético e incluso autoritario (ideológico e interesado), cuando, sin pelos en la lengua y sin sonrojarse, sentencian que "el TLC va porque va". A contrapelo de tanta simpleza e interés particular, señalemos que el TLC, en esencia, minimizará aún más los espacios de acción autónoma para adoptar políticas que lleven a un desarrollo al servicio del interés nacional. Hacerlo reducirá incluso la capacidad real de inserción del país en el mercado mundial.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 27 oct. 2004, p. A. 4 Disponible

El grueso de la argumentación en pro del TLC es optimista. Todo es cuestión de actitud (o interés pecuniario o figuración personal). No hay contenidos, ni argumentos. Podemos, porque podemos; queremos, porque queremos. Ese es el meollo de la campaña de doña Ivonne Baki, ministra de Comercio, quien -como principal "cheerleader" del TLC- entusiasma a una serie de personas, que, sin mayor conocimiento, apoya alegre e irresponsablemente la negociación con los EEUU. Sin dejar, por cierto, de lanzar sombrías amenazas si no se llegara a suscribir el ansiado tratado. Como un eco distante resuenan otras voces que intentan argumentar a favor del TLC. Lo hacen desde una esquina tecnocrática, cargada de un pragmatismo patético e incluso autoritario (ideológico e interesado), cuando, sin pelos en la lengua y sin sonrojarse, sentencian que "el TLC va porque va". A contrapelo de tanta simpleza e interés particular, señalemos que el TLC, en esencia, minimizará aún más los espacios de acción autónoma para adoptar políticas que lleven a un desarrollo al servicio del interés nacional. Hacerlo reducirá incluso la capacidad real de inserción del país en el mercado mundial.

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