LOS ESTADOS ANDINOS EN CRISIS

Los países andinos viven uno de los momentos más desconcertantes de la historia. Venezuela sufre una fractura política solo superada por la incertidumbre absoluta respecto al escenario que en algún momento sucederá a la actual situación. Colombia como Estado carece de la capacidad para eliminar la convulsión y la violencia que ha segmentado su integridad territorial y la paz de su pueblo. La estabilidad de Bolivia puede sucumbir ante las embestidas de las coaligadas fuerzas sociales y cocaleras, mientras que en el Perú las movilizaciones sociales, el estado de emergencia y el secuestro de varios técnicos extranjeros rememoran las páginas negras de la historia inca de los últimos tiempos. El Ecuador no es ajeno a este dramático cuadro regional. Cuenta con ventajas comparativas como la exportación petrolera, la paz política y una gran potencialidad productiva primaria; sin embargo, ostenta el desorden institucional y político más grande de la zona y es víctima de la succión que produce el grave conflicto del norte. Los estados andinos ejercen una suerte de vecindad de espaldas entre ellos. Viven en una peligrosa incomunicación política, carecen de habilidad para una concertación efectiva y aspiran por separado a superar los graves problemas del presente esperando, en una increíble ingenuidad bilateralista, que se repita la suerte chilena y ser beneficiarios de un TLC. En el intervalo sin embargo, sus angustiados pueblos pueden arremeter contra la institucionalidad y emprender desesperadamente la ruta sin retorno de la anarquía.